El pasado 26 de abril se celebró el XXI Aniversario del accidente de Chernóbil que causó la muerte a 31 personas en el momento del accidente y obligó a la evacuación de 350.000. A estos habría que sumar los miles de muertos por el efecto de la radiación a lo largo de los años, aunque los estudios no se atreven a dar una cifra por lo difícil que resulta atribuir directamente las muertes al accidente.
El aniversario de la mayor catástrofe nuclear de la historia pasó bastante inadvertido, pero afortunadamente existen los agitadores de conciencia para recordarnos las cosas. Y en eso se convirtió anoche el grupo de teatro de la Universidad Autónoma de Madrid, que bajó el título genérico de “El día que dejé de ver la tele” presentó dos espectáculos solidarios, uno con el pueblo saharaui (“No esperes a tener zapatos para echar a andar”) y el otro, el que nos ocupa, con las víctimas de Chernóbil bajo el título “El país de Nomeacuerdo”.
La obra denunciaba precisamente este olvido en el que ha caído el accidente de Chernóbil y sus víctimas, así como la actitud indiferente de los que vivieron este suceso desde la distancia, a pesar de ser un problema que nos afectaba a todos. Después se comprobó que polvo radiactivo había llegado hasta Suecia, Finlandia, Alemania…“El país de Nomeacuerdo” se basa en los testimonios de las víctimas recogidos en un libro publicado en 2006 y que lleva por título “Voces de Chernóbil”. La entrada, nada más que tres euros, estuvo destinada a las víctimas de la catástrofe.
Aquí os dejo más enlaces de interés para los que quieran conocer algo más sobre este triste capítulo, uno más, de la historia de la humanidad.
Y unas imágenes:
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