viernes, octubre 14, 2011

Pongamos que hablo...

No de Madrid en este caso, como cabría pensar al recordar la famosa canción, si no de Nueva York. Aunque lo que no varía es el intérprete, el madrileño de adopción y jienense de nacimiento (de Úbeda, para ser más concretos) Joaquín Sabina, que por primera vez se sube a los escenarios estadounidenses.

Y antes de llevar a cabo esta minigira yanqui, que también le va a llevar por Miami y Los Ángeles, quiso compartir sus sensaciones previas en un ameno encuentro auspiciado por el Instituto Cervantes.

Así se manifestaba sobre el inminente comienzo de la -tan esperada por él- aventura norteamericana, con el debut este domingo en el Hammerstein Ball Room de Nueva York, y la posibilidad fantasiosa de que entre el público se siente uno de sus ídolos, Bob Dylan.



Un Dylan al que Sabina puso voz y verso en un poema dedicado al bardo de Minnesota durante una de sus visitas a la urbe madrileña, poema que recitó para la ocasión.

Pero no fue esta la única referencia artística de la tarde. También salió a colación la figura de Federico García Lorca, que supo plasmar en estrofas como nadie la ciudad neoyorquina sin aprender una palabra de inglés, bromeó Sabina.

O del, cariñosamente referido como "el catalán", Joan Manuel Serrat, con el que actualmente está componiendo un disco conjunto. "Vamos a hacer un disco como Lennon y McCartney" cuenta Sabina que le dijo Serrat al gestarse la idea. "Yo soy McCartney" le espetó Serrat, a lo que él le preguntó "¿y quién soy yo?": "tú, menosCartney"...

Además de este álbum en ciernes, se habló de otro proyecto, ya estrenado sobre las tablas madrileñas. El musical basado en las canciones de Sabina, que ha tenido esta acogida por parte de su inspirador.



Pero quizás el momento más entrañable de la velada estuvo protagonizado por la interveniente más joven, una nieta de Gonzalo Torrente Ballester, escritor sobre el cual el Cervantes neoyorquina inauguraba una exposición en la misma fecha. La inspiración, motivo de la pregunta.



Y lo de no dormir es literal: en este viaje Sabina ya ha visto amanecer desde la habitación de su hotel. Y tuvo un antojo de "nuevo rico": pidió caviar y champán para estar a la altura del momento y la ciudad.

sábado, octubre 01, 2011

Yorke en N. York


Con tan solo dos semanas de antelación se anunciaba la doble cita de Radiohead en Nueva York para presentar su último trabajo, "The King of Limbs", después de tres años sin pisar ningún escenario neoyorquino. Las entradas, que se pusieron a la venta el lunes 26 de septiembre, duraron un suspiro, dado que el recinto elegido tampoco es de los de mayor capacidad de la ciudad.

Consecuencia de la gran demanda, la reventa se puso las botas y al parecer se llegaron a ofrecer hasta 600 dólares por una entrada (y hubo quien incluso, en vez de dinero, solicitó otro tipo de compensación y le llovieron propuestas insólitas).

Y no, la fortuna no sonrió para asistir a los que sin duda han sido dos de los conciertos del año en esta ciudad (y eso que en el lapso de unas pocas semanas han tocado o van a tocar por aquí nombres como Fleet Foxes, Wilco o Portishead). Para hacerse una idea del directo, lista de canciones incluida, aquí hay una crónica y extracto del primero de los conciertos.

Bulo en Zuccotti Park

Y cuando aún no se habían apagado los ecos de su dupla de directos, los de Oxford han sido protagonistas involuntarios de un rumor que ha tenido en vilo a cientos de personas, con el movimiento que desde hace unos días acampa cerca de Wall Street como telón de fondo.

Todo por un presunto concierto que Thom Yorke y los suyos iban a regalar a los indignados en el Zuccotti Park donde han establecido el cuartel general de su protesta. El bulo se propagó por las redes sociales como la pólvora e hizo congregarse en la zona a una muchedumbre deseosa de ver de cerca a su admirado grupo.

Pero, al final, todos se quedaron compuestos y sin concierto, al revelarse finalmente la broma pesada, tras sucesivas confirmaciones por parte de la organización del movimiento, desmentidos por parte de los agentes del grupo y disculpas finales por el malentendido.