miércoles, julio 23, 2008

Viernes, día 2: El ruido que todo lo engulle


La primera jornada completa de festival trajo sudor, circo, "enfants" terribles, viejas glorias, caramelos pop pero, sobre todas las cosas, montañas de ruido y distorsión, de las que fueron culpables una de las bandas más esperadas este año. Pero mejor vayamos por orden de actuaciones.

Fue una pena no llegar para ver la propuesta de The Rumble Strips, ya que por lo que se podía apreciar desde la lejanía la cosa pintaba muy bien. Sin embargo había que elegir y la decisión fue pasarse por el Fib Club para ver a El Columpio Asesino.

"El destacamento", misterioso single de su nuevo álbum "La gallina" sonaba a la llegada a la carpa como una invitación a algo prohibido. Y eso es lo que sucede con cada actuación de estos navarros, al menos cuando ocurre en el FIB. Aquello se convierte en una orgía desbocada de guitarras sucias, poses lascivas y sadomasoquismo musical. Y la gente encantada claro, porque es precisamente lo que esperan.

Además del single repasaron otros temas del último trabajo como "Un arpón de grillos" o "La marca en nuestra frente es la de Caín", a cual mejor. El vistazo atrás llegó con "Lucas 44-48", "Edad legal" o la impresionante "Floto" (todas ellas del segundo largo del grupo) y recuperaron del debut otras como "Your mind is dead", "Ye ye yee" o su particular "Vamos" de los Pixies. En fin, grupazo, de los que compensan llegar al recinto aún con toda la solanera cayendo.

Tras ellos dirigimos los pasos a la carpa Fiberfib.com para ver la propuesta de South San Gabriel. Sonido americano, lo cual no falta en ningún FIB, pero esta vez demasiado lánguido y con temas que no pasaban de ser correctos. La decisión fue encaminarse para el Escenario Verde, tras un breve paso por el directo de Metronomy y su electrónica (demasiado) futurista.

Era la hora del niño terrible del pop inglés, el indómito Pete Doherty y sus Babyshambles. Por supuesto allí se había reunido lo mejor de cada casa británica y su salida fue saludada con fervor y decenas de minis con restos de cerveza volando por nuestras cabezas. El inicio fue cuando menos desconcertante, arrancando con unas estrofas a capela del "Heartbreak Hotel" de Elvis Presley, para a continuación dejar uno de sus mejores temas, "Killamangiro", junto a "Fuck forever", ya en la recta final, de lo mejor que tienen en su disco de debut.

Del segundo, "Shotter's nation", destacaron "Delivery" o "You talk" y hubo también momento para mejores (o peores, tratándose de Doherty nunca se sabe) tiempos pasados a la hora de recordar incluso algún tema de The Libertines (si no me falla la memoria el elegido fue "Boys in the band"). Entretenido pero lo justo el directo de los británicos.

Viendo que las opciones de ver en buenas condiciones a Fujiya & Miyagi eran escasas dado lo concurrido de la carpa donde tocaban, los siguientes minutos fueron repartidos entre New York Dolls (más pop que rock y con un cantante calcado a Mick Jagger aunque a la mitad de revoluciones), Hot Chip (música al estilo !!! y con llenazo también de público) y Spiritualized (solo vimos el comienzo, pero no hubiera importado quedarse al resto de un directo que auguraba subidones de adrenalina).

Pero había llegado la hora de los más ansiados: los irlandeses My Bloody Valentine. Con mucho menos público del presupuesto para comodidad de los allí reunidos, hicieron lo que todos esperaban: un repertorio basado en su histórico album "Loveless". Cayeron "Only shallow", "When you sleep", "I only said", "Blown a wish" o "Come in alone" (para goce personal, hubiera deseado que también tocaran "Sometimes").

Voces susurradas, actitud estática, cero miradas entre ellos, proyecciones coloristas y lisérgicas y, sobre todo, los momentos más ruidosos brindados hasta ahora por banda alguna en el FIB (en empate técnico con Mogwai en 2001) cuando intercalaron casi diez minutos de distorsión salvaje dentro de "Soon", la última en caer. No recuerdo haber asistido a nada igual en mi vida, con esas guitarras que taladraban sin piedad a la concurrencia, que permanecía entre extasiada y escandalizada. Un auténtico agujero negro de ruido bien entendido el que nos brindaron My Bloody Valentine.

Aún con los oídos recuperándose de lo anterior fue el momento de un cambio estilístico de 180 grados y asistir en el Fib Club a una de las mayores comuniones entre público y artista que se recuerdan por esos lares. Aunque nos perdimos la interpretación del éxito "La revolución sexual", pudimos comprobar que La Casa Azul ha alcanzado el estatus de fenómeno fan: siempre los ha tenido, lo que pasa es que antes eran unos 50 por concierto y ahora los suma por miles.

Divertido y ameno, el directo de Guille Milkyway sigue dejando momentos de desenfreno electrónico como "Superguay", "Cerca de Shibuya" o las más recientes "Chicos malos" y "Esta noche sólo cantan para mí", junto a pasajes intimistas al piano como "El momento más feliz" o "Como un fan". Aunque el clímax de la actuación llegó con la versión de "Love is in the air": allí no quedó nadie que no se pusiera a dar botes en el estribillo.

A las dos de la mañana, que es cuando acababa La Casa Azul, nos reenganchamos al directo de la ex de Moloko Roisin Murphy. Presencia imponente sobre el escenario la de esta rubia irlandesa, algo que ya habíamos comprobado en ediciones anteriores del FIB. Y despliegue de vestuario, Murphy no es de las que escatiman en modelitos a la hora de actuar.

Tuvimos ocasión de escuchar las más conocidas de su último trabajo, como la que da título al mismo, "Overpowered" o la pegadiza "You know me better". Electrónica, no de la que se baila desenfrenadamente, sino de la que se paladea, y con un reverso bastante oscuro.

Justo lo contrario de lo que vino a continuación, un concierto que tenía horario casi de after pero que debiera haber sido programado en horario infantil, porque lo de Mika fue un auténtico circo, en el sentido no peyorativo de la expresión.

El escenario simulaba una carpa circense y por allí desfilaron mujeres gigantes, cabezudos, payasos, vedettes y un mago que lo organizaba todo y que no era otro que el propio Mika. Musicalmente lo mejor fueron las dos canciones más conocidas que tiene: "Relax (Take it easy)", encargada de abrir, y en la recta final su éxito "Grace Kelly".

Eso sí, regalazo de versión en forma del "Just can't get enough" de Depeche Mode. Y como nos sentimos volver a la infancia, decidimos que ya era suficiente para ese día y fue el momento de decir "hasta mañana FIB" e irse a dormir como niños buenos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tiempo sin pasar por aquí. Yo estuve en la versión madrileña y voy a destacar el momentazo final de My Bloody Valentine, con el ruidaco metiéndoseste por todas partes... increible!Vaya final de concierto. Lo mejor es que había poquita gente y sin agobios.