lunes, julio 28, 2008

Domingo, día 4: Más sabe el diablo por viejo


Última entrega de este repaso a algunos de los detalles que nos ha dejado el FIB 2008. El domingo era la jornada favorita en las apuestas para brindar los mejores minutos de esta edición, cosa que finalmente así sucedió.

Desde el principio. Porque The National (nuevamente carpa Fiberfib.com abarrotada y eso que eran las siete de la tarde) dejaron destellos de banda candidata a subirse al carro de los que triunfan. De nuevo nos encontramos ante una formación prima hermana de una pléyade de grupos con sonido similar (desde Interpol a Editors, todos los que ustedes quieran poner), pero con un estilo menos predecible.

Con una megabanda capitaneada por el vocalista Matt Berninger, repasaron sus últimos dos discos "Alligator" y "Boxer", sobre todo este último, dejando temazos como "Mistaken for strangers", "Brainy" o "Squalor Victoria", y recuperando del anterior el esquizofrénico single "Abel".

Con el subidón aún de haber visto por primera vez en vivo a esta banda neoyorquina llegó el gran dilema del día: ¿Death Cab for Cutie o Leonard Cohen? Maldiciendo la coincidencia de horario, aunque a sabiendas de que todos los años hay dolorosos trances de este tipo, al final hubo para todos los gustos. En mi caso, mi elección fue dejarme caer por la actuación del veterano artista canadiense, con la idea en un principio de poder ver algunos minutos de Ben Gibbard y compañía.

Pero fue tarea imposible y el culpable fue un señor que el próximo septiembre cumplirá 74 primaveras. Desde el modo de salir a escena, a la carrera, sin importarle la edad, ya sabíamos que estábamos ante algo grande. Era su primera gira en 15 años y el miedo a que nos encontráramos a un artista en sus horas más bajas o que el cancionero se atravesara fue desterrado de inmediato.

Abrió con una emocionante "Dance me to the end of love" y con una banda exquisita (con tres coristas femeninas y un veterano español a la guitarra, Javier Mas). Y qué carisma: arrodillado junto a su guitarra, quitándose el sombrero tras cada canción, emocionado ante cada una de las ovaciones con las que era correspondido (la primera, la más cálida, antes de ni siquiera empezar a tocar la primera canción).

Hubo grandes éxitos ("Everybody knows", "Suzanne" o "First we take Manhattan") y un momento con mayúsculas cuando entonó la multiversioneada "Hallelujah". Imposible no sentir la piel de gallina y no quedarse hasta el final para despedirle como se merecía.

Las opciones de llegar a ver algo de Death Cab for Cutie, a pesar de que empezaron más tarde, se esfumaron cuando desde lejos se veía a la banda despidiéndose del que fue también otro de los grandes conciertos de la noche.

A partir de este punto, nuevamente tocó picar un poco de cada escenario: primero Micah P. Hinson, un directo que fue ganando con los minutos hasta terminar con una desgarradora y casi grunge "Patience"; luego minutos repartidos entre Calvin Harris (actuación para los más bailones y una de las revelaciones del festival), Richard Hawley (un auténtico crack, con masas de ingleses coreando su apellido e impagable escuchar "The ocean" en directo, con la que cerró) y Enrique Morente (en dos tandas, al principio durante el set flamenco que se marcó y al final, y ya con Lagartija Nick, para ver un épico "Pequeño vals vienés", con su hija Estrella Morente formando parte de los coros femeninos).

Tras este atracón de sensaciones, lo suyo era dejarse caer por Justice, pero fue otra de esas tareas imposibles: la carpa Fiberfib.com estaba abarrotada y fue una lástima porque la cosa prometía diversión a raudales y sin respiro. En los primeros compases además este dúo electrónico francés ya calentó el ambiente con sus singles "D.A.N.C.E." y "DVNO", parapetados junto a una auténtica montaña de amplificadores.

Pero vistas las estrecheces, lo mejor era coger sitio para la siguiente estrella de la noche en el Escenario Verde: Morrisey, quien, tras la espantada protagonizada en 2004, comparecía por segundo año en el FIB.

Curioso lo del veterano ex vocalista de The Smiths: ¿puede alguien caer tan mal y sin embargo contagiar tanto con algunas de sus canciones? Porque su concierto fue una colección de salidas de tono entre canción y canción (que si el FIB es cruel porque todo el mundo aún no es vegetariano, que si las bandas españolas, al igual que las inglesas, son horribles, que si la música de las carpas que se escucha a lo lejos es molesta, que ahora voy de ecologista y defiendo a las ardillas...); en fin, que Morrisey y sus músicos descamisados ocupaban el escenario principal del FIB pero su ego se desbordaba más allá de la provincia castellonense.

Menos mal que su directo (más apagado y menos emotivo que el de hace dos años) deja buen sabor de boca cuando le da por dedicarse solo a cantar en temas como los trallazos "First of the gang" o "Irish blood, english heart" y recuerda a The Smiths con "Ask me", "Vicar in a tutu" o una espléndida final "How soon is now?".

Poco nos aguardaba ya en lo restante de noche, conscientes de que ya habíamos subido el "Alpe d´Huez" del festival. Tan solo asistir a los primeros compases de una Siouxsie que nos pillaba un poco lejos estilística y estéticamente, bailar al ritmo de la francesa Yelle y, cuando las piernas ya comenzaban a flaquear seriamente, comprobar cómo Vive La Fête no pasan de ser un divertimento para quienes gustan de rubias descocadas desgañitándose en festivales de verano.

Hasta aquí llegó el FIB 2008, un año que será recordado por coincidir el mismo fin de semana con Summercase (veremos qué pasa el año que viene) y que para el que suscribe dejó este cuadro de honor de artistas cum laude: Leonard Cohen, Sigur Ros y The Raconteurs. Ya queda menos para el FIB 2009.


Todas las fotos han sido extraídas de fiberfib.com

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