jueves, julio 03, 2008

Poquita la broma


Esa es la expresión que nos salía de la boca al terminar la primera jornada del Rock in Rio con una actuación realmente sublime del señor Neil Young. El concierto ofrecido por el canadiense fue realmente espectacular, una auténtica oda al rock y puro sentimiento.

Las 50.000 personas que se congregaron ante el escenario Mundo del festival brasileño que por primera vez se celebra en España disfrutaron de lo lindo ante la magia que salía de la guitarra de Neil Young convirtiendo los sentimiendos en notas musicales.

Lo de Young fue un auténtico recital de fuerza, temple y saber hacer, y una auténtica lección de rock and roll para los más jóvenes. Casi dos horas duró su actuación, que comenzó con retraso -algo que agradecimos, pues las relaciones públicas nos entretuvieron más de la cuenta y llegamos con el concierto empezado-, en la que hubo tiempo para disfrutar de auténticos temazos.

El bueno de Neil repasó toda su discografía, desde "Cinnamon girl" hasta hasta "Spirit Road". Así, cayeron temas como "Heart of gold", "Too far gone", "Get back to the country" o "Words", que ponía el punto final a la primera parte de un concierto realmente grandioso, donde el desarrollo de los temas -alargando algunos hasta los quince minutos aproximadamente, hacía llegar al éxtasis a más de uno.

Para el bis reservó un gran "No hidden path" pero no tuvo más remedio que volver a salir al escenario para hacer un rebis único, una versión del "A day in a life" de The Beatles, con un sonido absolutamente americano y que concluyó con Neil cogiendo el teléfono rojo después de haber roto alguna que otra cuerda de su guitarra.

Antes de la actuación del canadiense pudimos disfrutar de grandes artistas. El primer grupo al que vimos sobre los escenario fue The Right Ons, que sonaron realmente espectacular.

Y es que una cosa hay que agradecer a la organización y es el gran cuidado en la selección del equipo, el diseño de los escenario y, en definitiva, el recinto que han llamado la Ciudad del Rock, un espacio pensado para estas actividades y que, si no fuera por la ausencia total de sombras, sería casi perfecto para la celebración de un festival.

The Right Ons sonaron absolutamente contundentes, dando argumentos al apellido rockero del festival y consiguiendo que, a las 19.00 y con un sol de justicia, la gente se levantara y bailara sin parar. Y ellos lo agradecieron con un regalito: al final del concierto lanzaron maracas para que el público les ayudara con las últimas canciones -servidor pilló la primera al vuelo y con la izquierda, pero luego se perdió en la noche... y es que la noche me confunde, ya saben-.

Tras los madrileños nos fuimos a ver el primer nombre gordo del cartel, a Alanis Morissette. La canadiense se presentó en plena forma y acompañada por una muy buena banda. Las canadiense presentó las canciones de su último disco "Flavors of entaglement", aderezadas con algunos clásicos como "All I really want", "Moratorium" o "Ironic", que fueron las canciones más coreadas por el público.

Tras Alanis disfrutamos con la música del hawaiano Jack Johnson. El cantautor americano propuso la puesta de escena más sobria del escenario mundo. Acompañado por cuatro músicos, se metió al público en el bolsillo con su aire sencillo y con temas como "Hope", "Sleep though the static" o "Go on", pertenecientes a su último trabajo, y otras más antiguas como "Staple it together", "Flake" o "Inaudible melodies".

El artista español de la noche fue Manolo García, que logró congregar a miles de personas ante el escenario Mundo para presentar las canciones de su nuevo trabajo, "Saldremos a la lluvia". La actuación del catalán fue sobresaliente, metiéndose al público en el bolsillo desde el minuto uno con "Provincia de río negro".

Fueron cayendo temas de su carrera en solitario pero el público, lo que más disfrutó sin duda fueron los temas de El Último de la Fila, que repescó en la recta final del concierto. Así, "Insurrección" fue uno de los temas más coreados.

Y enfilando el final del concierto, Manolo García se dio todo un baño de multitudes cuando bajó a recorrer a la carrera toda la zona del público. Concluyó con "A San Fernando", en una versión que terminaba, según palabras de nuestro colega Gallardo, "como Layabouts".

Lo peor ya ha pasado

La segunda jornada del Rock in Rio no se presentaba muy alentadora. Estilísticamente, pocos grupos se acercaban a nuestro universo, concretamente dos. Los primeros eran Standard. Los vizcaínos me dejaron un gran sabor de boca el pasado Contempopranea. Sin embargo, en la ciudad del rock de Arganda se encargaron de amargar aquel regusto con un concierto -al menos el final, que es lo que llegamos a ver, más ruido que otra cosa. Quizá influyó también la estampa que nos econtramos allí, lleno de macarrillas sin camiseta saltando al mismo ritmo todas las canciones e incluso bailando cuando no sonaba nada.

Tras ellos unos aburridísimos Mando Diao hicieron las delicias de los super fan mientras los demás observábamos cómo alguno de los suecos que se había despojado de la camiseta ante el sol de justicia que caía a esas horas iba cambiando de color blanco nieve a rojo cangrejo. Poco más que añadir a su actuación.

Pasadas las 21.00 salía al escenario Mundo Carlinhos Brown con toda su troupe en la que fue la actuación de la noche. Todo alegría y jolgorio, hizo bailar a las miles de personas allí congregadas hasta la saciedad. El mejor momento fue cuando se enfundó la elástica de la selección española y presagió la victoria en la final de Viena ante Alemania (¡España, España!).

Una vez pasó el brasileño por el escenario, lo que quedaba de noche fue un suplicio. Solo aguantamos tres canciones de Tokio Hotel, un grupo de adolescentes imberbes que ni tocan ni cantan ni ellos mismos se creen su actitud. Y para rematar El Canto del Loco, a los que escuchábamos mientras degustábamos, tras pasar por la carpa electrónica, una jugosa pizza en la zona de hostelería. La verdad es que desde la distancia parecían totalmente una banda de verbena.

Terminadas las pizzas nos marchamos y escuchamos el final de la noche a través de la emisora oficial del festival, Cadena 100. Madre mía con los comentaristas... vaya retransmisión, pa mear y no echar gota. Casi tan mala como la de TVE...

No hay comentarios: