"¡¡¡Un, dos, tres y...!!!"


A pesar de que la sala El Sol no tiene denominación de origen leonesa, está claro que cada vez que Alejandro Díez la pisa (ya sea como Cooper o, hace algún año más, con Los Flechazos), se siente como en su propia ciudad.

Por eso, no es de extrañar que en los primeros compases del concierto de este viernes en la mítica sala madrileña, Alejandro se dirigiera a la audiencia que llenaba el local proclamando con entusiasmo "¡ya estamos en casa!" o que, incluso, confesara en otro guiño de complicidad que, por prescripción facultativa, a punto estuvo de truncarse su actuación (afortunadamente no fue así y tuvo ocasión de dedicarle una canción al médico que le atendió).

Pero lo importante en los conciertos de Cooper no son los discursos, sino el directo de uno de los artistas con más clase y bagaje musical de la escena patria (¿estamos ante el Paul Weller nacional?).

El sonido fue espectacular en todo momento, y la calidad interpretativa de Alejandro y sus tres compañeros de formación, a la altura de las circunstancias. Abrió la noche con "Rainman", uno de los temas incluidos en "Días de cine", su último EP publicado, y del cual cayeron a lo largo de la actuación los otros tres que lo conforman.

Hubo ocasión de escuchar canciones explosivas ("Rabia", arrebatador himno que sonó en el primer tercio del concierto, o "Vértigo", siguen siendo momentos álgidos de sus actuaciones) junto a otros medios tiempos ("Cierra los ojos" o "Un nudo en la garganta" continúan brindando versos emocionantes). Para el final dejó algunos de los temas más antiguos, aquellos incluidos en su debut "Fonorama".

Tras una hora y cuarto sobre el escenario y dos bises, "Alex Cooper" se despidió sin hacer ruido, pero sabiendo que todavía le quedaba la noche del sábado para sentirse de nuevo como en su propia ciudad.