Alburquerque solo habla español
Un año más llegado el último fin de semana de julio ponemos rumbo a ese pueblecito medieval, próximo a la frontera con Portugal, coronado por el Castillo de Luna, en pleno interior de Extremadura y en el que, desde hace 13 años, hay quien se desvive por la música e intenta agitar las conciencias y promover la música de calidad: Alburquerque.
Por segundo año consecutivo el viaje al Contempopranea se hace con la resaca del FIB, lo que siempre es contraproducente pues la energía no está recargada del todo. Y sufrimos para llegar a las últimas actuaciones en un festival que contaba con una decena de bandas por día.
Este año Contempopranea presentaba posiblemente su cartel más ambicioso con la presencia de tres grandes nombres internacionales: Teenage Fanclub, Emma Pollock (ex cantante de The Delgados) y Camera Obscura. A estos nombres se les unían algunos de los más importantes grupos del panorama nacional: Deluxe, Sidonie, La Casa Azul, Facto Delafé y las Flores Azules o Lori Meyeres eran algunos de los nombres que completaban el cartel.
La sensación final que ha dejado este año el festival es que en Alburquerque se habla español. Ninguno de los tres grupos internacionales, bandas de reconocido prestigio, acapararon la atención de los asistentes al festival, que durante sus conciertos se dividían entre las barras, el mercadillo y la tertulia delante del escenario. Sí, porque era imposible disfrutar del concierto plenamente ante el interminable murmullo de los presentes. Por supuesto que también había fans de los grupos allí delante, pero eran los menos.
El viernes, tras la reglamentaria comida en Las Alcabalas junto al amigo Julio Ruiz y la consiguiente siesta en el Hotel Los Cantos, donde uno se siente ya como de la familia, acudimos al recinto instalado en las laderas del Castillo de Luna. La primera banda en salir a escena fueron los portugueses Norton, que participaban por segunda vez en el festival. Tras ellos, un grupo de la tierra y que se ha erigidio en vencedores del concurso de maquetas del festival, ganándose así el derecho a participar en él: Hipo.
Y a eso de las 20.55, con un pequeño retraso de diez minutos, salían a escena nuestros cordobeses más queridos, Deneuve. Eligieron para iniciar la presentación en directo de su último disco, "El codazo de Tassoti", otro tema con título futbolero, aunque de su primer disco. "Saint Denis 3:0" fue la canción elegida para el arranque. Hacía presagiar que los cordobeses salían a comerse el partido, aunque lo cierto es que interpretaron el tema en un tempo más lento de lo habitual, lo que le hizo perder frescura, como esos equipos que se pasan el tiempo pasándose el balón en el centro del campo, pero en horizontal, sin pases verticales que les hagan acercarse al área.
El set list se repartió principalmente entre las canciones de su último trabajo y el primero, "El amor visto desde el aire", con solo un recuerdo para "El adiós salvaje" -un auténtico discazo aunque el grupo no guarde buen recuerdo de su grabación- con "Kindergarten".
Hubo tres momentos realmente destacables en la actuación de Deneuve. En este festival se rendía homenaje a Golpes Bajos pero ellos, admiradores de El Niño Gusano, decidieron rendir tributo al desaparecido Sergio Algora con una versión de "El rey ha muerto", que el público recibió con un estruendoso aplauso. Los otros dos momentos fueron "San Valentín", con toda la audiencia coreando el estribillo, y el recuerdo a la victoria de la selección española en la Eurocopa con "La elástica roja".
Tras ello llegó uno de los momentos más esperados por nuestro amigo Agustín Fuentes. Por fin podía ver en su festival la actuación de uno de sus grupos favoritos. Mejor dicho, del alma de ese grupo, pues tras la separación de The Delgados solo le queda disfrutar del directo de Emma Pollock. El concierto de la escocesa fue correctísimo, logrando envolver las laderas del castillo con su encanto personal. Aprovechó para presentar algún tema nuevo, como "Letters to strangers" y se esforzó por hablar constantemente en español, eso sí, chuleta en mano.
Después de Emma y con un retraso ya algo notable llegaba el momento de Teenage Fanclub, sin duda la banda más señera de las participantes en esta edición del Contempopranea. Los escoceses volvieron a demostrar su maestría a la hora de enarbolar las melodías vocales y pronto comenzaron a caer los grandes hits: a la tercera ya estaban con "About you". Invitaron a todo el público a una fiesta privada en su habitación de hotel tras la interpretación de "I need direction" y dieron con el gusto a los asistentes con el "Mellow doubt".
Como decía antes, fue una lástima ver cómo la gente aprovechó las actuaciones de los foráneos para cenar o esparcirse por la ladera, pues pocas veces tendrán la oportunidad de ver a bandas como Teenage Fanclub por estos lares.
Siguiendo con los juegos de voces, los siguientes en salir a escena fueron Lori Meyers, que calcaron una actuación en fuerza e intensidad a la ejecutada en el FIB una semana antes. Impresionante el concierto de los granadinos, en plena forma. A la crónica del FIB nos remitimos para el resumen de esta actuación.
Tras un concierto emocionantísimo de fin de gira en Joy Eslava y abrir para sus amigos de Pereza en Las Ventas madrileñas, Sidonie volvía a un festival que siempre les ha tratado con cariño y, como ellos dicen, es uno de sus festivales fetiche. Estaban demostrando encontrarse a gusto, compenetrados y en plena conexión con el público, en un momento efervescente que hacía presagiar un concierto como el citado de final de gira en la capital.
Ellos lo sabían, lo sentían y lo estaban dando todo. Sin embargo, después de haber tocado apenas siete canciones, el grupo rectificaba. Habían anunciado el nuevo single de "Los olvidados" (¿un homenaje a Buñuel?) pero según terminaban el título anunciaban que les cortaban, que tras poco más de 20 minutos de actuación les decían que solo podían hacer un tema más. Hicieron dos, "Sidonie goes to moog", con la que realmente pretendían cerrar, y "Fascinado", como tema extra en una especie de desafío al regidor del escenario y con las miles de gargantas plantadas delante del escenario cantando el pegadizo estribillo aún sin creerse que estaban ante el final del concierto de los catalanes. Incluso el propio Agustín Fuentes se mostraba sorprendido por la decisión.
Tanto la organización del festival como la banda han publicado sendos comunicados sobre el suceso en sus respectivas páginas web. Lo cierto es que fue una auténtica lástima, pues el concierto estaba siendo magistral.
Hace dos años dieron un auténtico conciertazo, que nos convenció -si es que necesitábamos que una de nuestras bandas favoritas nos convenciera- para contar con ellos a la hora de celebrar nuestro quinto aniversario. Y este viernes 25 de julio volvieron a hacerlo.
Casi a las 4.00 aparecían en escena Niños Mutantes, que venían a presentar las canciones de su "Todo es el momento". Junto a las canciones de este trabajo, como "No sabes estar bien", intercalaban viejos éxitos de la banda como "Katherine", "Florecer" o "Globo", aunque parece que el público con la que realmente se emociona es con la versión del "Como yo te amo". Buenísimo el concierto que ofrecieron los granadinos, dejando el listón muy alto para los siguientes en salir a escena, Jet Lag.
El cuerpo no daba para mucho más, pero estando nuestros amigos de Jet Lag en el escenario había que hacer un último intento por aguantar. Lo cierto es que a esas horas uno era ya más un alma en pena que otra cosa, lo que nos impidió disfrutar del directo de los madrileños, que presentaban su "Forever" con un sonido espléndido.
Lamentamos reconocer que el cuerpo no daba para más tras ellos y que tuvimos que renunciar a la actuación de L-Kan.
Con el cuerpo aún sin recuperarse del todo, nos enfrentamos a la segunda jornada del festival que abrían los valencianos Indigo. Tras ellos los extremeños Cajón de Sastre ofrecían la sensibilidad de sus canciones -y su cuidada puesta en escena- para los aún pocos asistentes congregados. Los sevillanos Montevideo tuvieron que enfrentarse a una primera parte larga de su actuación con interminables problemas de sonido, lo que impidió disfrutar de su actuación.
"Que sí, que sí, que bien..." No, que muy bien la actuación de Facto Delafé y las Flores Azules. Saliendo quizás a una hora demasiado temprana para la categoría adquirida por la banda, a las 21.3o y con el sol aún bañándonos las caras, el trío catalán se metió al público en el bolsillo a las primeras de cambio. De nuevo un concierto que habíamos visto impactar a más de uno en el FIB, con homenaje a la selección con ese "Italia se queda en cuartos de la Eurocopa" y al gran Carlos Sastre, flamante campeón del Tour de Francia, con "Enero en la playa".
No faltaron "Mar el poder del mar", "La fuerza", "La Juani", "El indio" o, con la que cerraron su actuación, "Solo palabras".
Camera Obscura sufrió la espantada de nuevo del público, que ya decimos es más amigo de la lengua de Cervantes, pero supieron estar a la altura y deleitarnos con un concierto en que presentaron dos temas nuevos. Sin duda, el mejor momento llegó con "Lloyd, I'm ready to be heartbroken", que incluso llegó a captar la atención de los castellanoparlantes.
Y llegó el momento del festival. Dos actuaciones seguidas que hicieron subir la temperatura hasta romper los termómetros. Primero Deluxe, que en opinión del que suscribe, volvió a convertirse en el gran triunfador del festival. Con una actuación de poco más de una hora, consiguió que el público estuviera entregado incluso antes de salir a escena. DJ Contempopranea había pinchado una de sus canciones para caldear el ambiente, y lo consiguió.
Arrancó con "El cielo de Madrid" y siguieron "Simone" y "Que no". El sonido de Deluxe en directo es espectacular, gracias al saber hacer de los músicos que se juntan sobre el escenario liderados por Xoel López y por el oficio del gran Ricardo del Castillo a los controles. Era fácil con tal espectáculo dejarse enganchar y disfrutar con temas "Historia universal", "Ver en la oscuridad" -con los coros de Miguel Rivera, que toca el bajo en la banda- o el capricho que se pegó Xoel al tocar un tema instrumental como "Paseo en bicicleta por la playa de Riazor".
Finalmente cerró con una versión extended de "Adiós corazón", que introdujo con unos versos de "Tendremos que esperar".
Pocos grupos se atreverían a salir después del gallego a un escenario y de hecho el que salió era solo un artista, escondido tras sus teclados y su guitarra, pero que él solo se basta y se sobra para meterse en el bolsillo a las 4.000 personas que asistieron al festival. Como no puede ser de otra forma, estamos hablando de La Casa Azul, que repitió el éxito del FIB.
Tras él llegó posiblemente el concierto más flojo y menos atractivo de la noche, el de Germán Coppini & Maga. Coppini interpretó los temas que ha venido haciendo a lo largo de su carrera y en un momento dado dejó solos a los músicos que le acompañan en directo, Javier Vega y Miguel Rivera de Maga al bajo y la guitarra, respectivamente, y el muyahidín batería de Sr. Chinarro. Éstos interpretaron varias canciones del combo sevillano que fueron realmente jaleadas por el respetable.
Tras ellos y a eso de las 4.00 salían Tachenko al escenario. "El mundo se acaba", de su última entrega "Esta vida pide otra", fue la encargada de abrir la actuación. Agradecidos a la gente que aún se mantenía en pie frente al escenario, acometieron inmediatamente "Amable" para luego invitarnos a todos a jugar al golf. Tuvieron un sentido recuerdo hacia Sergio Algora y dedicaron un tema a todos aquellos que se acordaron del recientemente fallecido y les escribieron o llamaron para darles su apoyo.
Jugaron a ser Robin Hood en "Robar y compartir", se atrevieron a enfilar "Hacia el huracán" y practicaron la "Natación" antes de de presentar sus "Propuestas pacíficas". Para despedirse interpretaron "Exhibiciones" y "Rayos y centellas".
Tras los mañicos llegó el turno de Lagartija Nick, pasadas las 5.00. Lamentablemente uno se va haciendo mayor y que el FIB sea antes que Contempopranea pasa factura y nos marchamos a dormir apaciblemente al hotel.
Aún no hay fotos oficiales en la web del festival. Tan pronto como las publiquen ilustraremos convenientemente este post.
La Hora de Xavi y Pac fue un programa de radio. Ahora se ha reconvertido en blog desde el que comentar de cuando en cuando noticias, discos, conciertos, exposiciones, partidos de fútbol... que nos llamen la atención.
miércoles, julio 30, 2008
lunes, julio 28, 2008
Domingo, día 4: Más sabe el diablo por viejo
Última entrega de este repaso a algunos de los detalles que nos ha dejado el FIB 2008. El domingo era la jornada favorita en las apuestas para brindar los mejores minutos de esta edición, cosa que finalmente así sucedió.
Desde el principio. Porque The National (nuevamente carpa Fiberfib.com abarrotada y eso que eran las siete de la tarde) dejaron destellos de banda candidata a subirse al carro de los que triunfan. De nuevo nos encontramos ante una formación prima hermana de una pléyade de grupos con sonido similar (desde Interpol a Editors, todos los que ustedes quieran poner), pero con un estilo menos predecible.
Con una megabanda capitaneada por el vocalista Matt Berninger, repasaron sus últimos dos discos "Alligator" y "Boxer", sobre todo este último, dejando temazos como "Mistaken for strangers", "Brainy" o "Squalor Victoria", y recuperando del anterior el esquizofrénico single "Abel".
Con el subidón aún de haber visto por primera vez en vivo a esta banda neoyorquina llegó el gran dilema del día: ¿Death Cab for Cutie o Leonard Cohen? Maldiciendo la coincidencia de horario, aunque a sabiendas de que todos los años hay dolorosos trances de este tipo, al final hubo para todos los gustos. En mi caso, mi elección fue dejarme caer por la actuación del veterano artista canadiense, con la idea en un principio de poder ver algunos minutos de Ben Gibbard y compañía.
Pero fue tarea imposible y el culpable fue un señor que el próximo septiembre cumplirá 74 primaveras. Desde el modo de salir a escena, a la carrera, sin importarle la edad, ya sabíamos que estábamos ante algo grande. Era su primera gira en 15 años y el miedo a que nos encontráramos a un artista en sus horas más bajas o que el cancionero se atravesara fue desterrado de inmediato.
Abrió con una emocionante "Dance me to the end of love" y con una banda exquisita (con tres coristas femeninas y un veterano español a la guitarra, Javier Mas). Y qué carisma: arrodillado junto a su guitarra, quitándose el sombrero tras cada canción, emocionado ante cada una de las ovaciones con las que era correspondido (la primera, la más cálida, antes de ni siquiera empezar a tocar la primera canción).
Hubo grandes éxitos ("Everybody knows", "Suzanne" o "First we take Manhattan") y un momento con mayúsculas cuando entonó la multiversioneada "Hallelujah". Imposible no sentir la piel de gallina y no quedarse hasta el final para despedirle como se merecía.
Las opciones de llegar a ver algo de Death Cab for Cutie, a pesar de que empezaron más tarde, se esfumaron cuando desde lejos se veía a la banda despidiéndose del que fue también otro de los grandes conciertos de la noche.
A partir de este punto, nuevamente tocó picar un poco de cada escenario: primero Micah P. Hinson, un directo que fue ganando con los minutos hasta terminar con una desgarradora y casi grunge "Patience"; luego minutos repartidos entre Calvin Harris (actuación para los más bailones y una de las revelaciones del festival), Richard Hawley (un auténtico crack, con masas de ingleses coreando su apellido e impagable escuchar "The ocean" en directo, con la que cerró) y Enrique Morente (en dos tandas, al principio durante el set flamenco que se marcó y al final, y ya con Lagartija Nick, para ver un épico "Pequeño vals vienés", con su hija Estrella Morente formando parte de los coros femeninos).
Tras este atracón de sensaciones, lo suyo era dejarse caer por Justice, pero fue otra de esas tareas imposibles: la carpa Fiberfib.com estaba abarrotada y fue una lástima porque la cosa prometía diversión a raudales y sin respiro. En los primeros compases además este dúo electrónico francés ya calentó el ambiente con sus singles "D.A.N.C.E." y "DVNO", parapetados junto a una auténtica montaña de amplificadores.
Pero vistas las estrecheces, lo mejor era coger sitio para la siguiente estrella de la noche en el Escenario Verde: Morrisey, quien, tras la espantada protagonizada en 2004, comparecía por segundo año en el FIB.
Curioso lo del veterano ex vocalista de The Smiths: ¿puede alguien caer tan mal y sin embargo contagiar tanto con algunas de sus canciones? Porque su concierto fue una colección de salidas de tono entre canción y canción (que si el FIB es cruel porque todo el mundo aún no es vegetariano, que si las bandas españolas, al igual que las inglesas, son horribles, que si la música de las carpas que se escucha a lo lejos es molesta, que ahora voy de ecologista y defiendo a las ardillas...); en fin, que Morrisey y sus músicos descamisados ocupaban el escenario principal del FIB pero su ego se desbordaba más allá de la provincia castellonense.
Menos mal que su directo (más apagado y menos emotivo que el de hace dos años) deja buen sabor de boca cuando le da por dedicarse solo a cantar en temas como los trallazos "First of the gang" o "Irish blood, english heart" y recuerda a The Smiths con "Ask me", "Vicar in a tutu" o una espléndida final "How soon is now?".
Poco nos aguardaba ya en lo restante de noche, conscientes de que ya habíamos subido el "Alpe d´Huez" del festival. Tan solo asistir a los primeros compases de una Siouxsie que nos pillaba un poco lejos estilística y estéticamente, bailar al ritmo de la francesa Yelle y, cuando las piernas ya comenzaban a flaquear seriamente, comprobar cómo Vive La Fête no pasan de ser un divertimento para quienes gustan de rubias descocadas desgañitándose en festivales de verano.
Hasta aquí llegó el FIB 2008, un año que será recordado por coincidir el mismo fin de semana con Summercase (veremos qué pasa el año que viene) y que para el que suscribe dejó este cuadro de honor de artistas cum laude: Leonard Cohen, Sigur Ros y The Raconteurs. Ya queda menos para el FIB 2009.
Todas las fotos han sido extraídas de fiberfib.com
Última entrega de este repaso a algunos de los detalles que nos ha dejado el FIB 2008. El domingo era la jornada favorita en las apuestas para brindar los mejores minutos de esta edición, cosa que finalmente así sucedió.
Desde el principio. Porque The National (nuevamente carpa Fiberfib.com abarrotada y eso que eran las siete de la tarde) dejaron destellos de banda candidata a subirse al carro de los que triunfan. De nuevo nos encontramos ante una formación prima hermana de una pléyade de grupos con sonido similar (desde Interpol a Editors, todos los que ustedes quieran poner), pero con un estilo menos predecible.
Con una megabanda capitaneada por el vocalista Matt Berninger, repasaron sus últimos dos discos "Alligator" y "Boxer", sobre todo este último, dejando temazos como "Mistaken for strangers", "Brainy" o "Squalor Victoria", y recuperando del anterior el esquizofrénico single "Abel".
Con el subidón aún de haber visto por primera vez en vivo a esta banda neoyorquina llegó el gran dilema del día: ¿Death Cab for Cutie o Leonard Cohen? Maldiciendo la coincidencia de horario, aunque a sabiendas de que todos los años hay dolorosos trances de este tipo, al final hubo para todos los gustos. En mi caso, mi elección fue dejarme caer por la actuación del veterano artista canadiense, con la idea en un principio de poder ver algunos minutos de Ben Gibbard y compañía.
Pero fue tarea imposible y el culpable fue un señor que el próximo septiembre cumplirá 74 primaveras. Desde el modo de salir a escena, a la carrera, sin importarle la edad, ya sabíamos que estábamos ante algo grande. Era su primera gira en 15 años y el miedo a que nos encontráramos a un artista en sus horas más bajas o que el cancionero se atravesara fue desterrado de inmediato.
Abrió con una emocionante "Dance me to the end of love" y con una banda exquisita (con tres coristas femeninas y un veterano español a la guitarra, Javier Mas). Y qué carisma: arrodillado junto a su guitarra, quitándose el sombrero tras cada canción, emocionado ante cada una de las ovaciones con las que era correspondido (la primera, la más cálida, antes de ni siquiera empezar a tocar la primera canción).
Hubo grandes éxitos ("Everybody knows", "Suzanne" o "First we take Manhattan") y un momento con mayúsculas cuando entonó la multiversioneada "Hallelujah". Imposible no sentir la piel de gallina y no quedarse hasta el final para despedirle como se merecía.
Las opciones de llegar a ver algo de Death Cab for Cutie, a pesar de que empezaron más tarde, se esfumaron cuando desde lejos se veía a la banda despidiéndose del que fue también otro de los grandes conciertos de la noche.
A partir de este punto, nuevamente tocó picar un poco de cada escenario: primero Micah P. Hinson, un directo que fue ganando con los minutos hasta terminar con una desgarradora y casi grunge "Patience"; luego minutos repartidos entre Calvin Harris (actuación para los más bailones y una de las revelaciones del festival), Richard Hawley (un auténtico crack, con masas de ingleses coreando su apellido e impagable escuchar "The ocean" en directo, con la que cerró) y Enrique Morente (en dos tandas, al principio durante el set flamenco que se marcó y al final, y ya con Lagartija Nick, para ver un épico "Pequeño vals vienés", con su hija Estrella Morente formando parte de los coros femeninos).
Tras este atracón de sensaciones, lo suyo era dejarse caer por Justice, pero fue otra de esas tareas imposibles: la carpa Fiberfib.com estaba abarrotada y fue una lástima porque la cosa prometía diversión a raudales y sin respiro. En los primeros compases además este dúo electrónico francés ya calentó el ambiente con sus singles "D.A.N.C.E." y "DVNO", parapetados junto a una auténtica montaña de amplificadores.
Pero vistas las estrecheces, lo mejor era coger sitio para la siguiente estrella de la noche en el Escenario Verde: Morrisey, quien, tras la espantada protagonizada en 2004, comparecía por segundo año en el FIB.
Curioso lo del veterano ex vocalista de The Smiths: ¿puede alguien caer tan mal y sin embargo contagiar tanto con algunas de sus canciones? Porque su concierto fue una colección de salidas de tono entre canción y canción (que si el FIB es cruel porque todo el mundo aún no es vegetariano, que si las bandas españolas, al igual que las inglesas, son horribles, que si la música de las carpas que se escucha a lo lejos es molesta, que ahora voy de ecologista y defiendo a las ardillas...); en fin, que Morrisey y sus músicos descamisados ocupaban el escenario principal del FIB pero su ego se desbordaba más allá de la provincia castellonense.
Menos mal que su directo (más apagado y menos emotivo que el de hace dos años) deja buen sabor de boca cuando le da por dedicarse solo a cantar en temas como los trallazos "First of the gang" o "Irish blood, english heart" y recuerda a The Smiths con "Ask me", "Vicar in a tutu" o una espléndida final "How soon is now?".
Poco nos aguardaba ya en lo restante de noche, conscientes de que ya habíamos subido el "Alpe d´Huez" del festival. Tan solo asistir a los primeros compases de una Siouxsie que nos pillaba un poco lejos estilística y estéticamente, bailar al ritmo de la francesa Yelle y, cuando las piernas ya comenzaban a flaquear seriamente, comprobar cómo Vive La Fête no pasan de ser un divertimento para quienes gustan de rubias descocadas desgañitándose en festivales de verano.
Hasta aquí llegó el FIB 2008, un año que será recordado por coincidir el mismo fin de semana con Summercase (veremos qué pasa el año que viene) y que para el que suscribe dejó este cuadro de honor de artistas cum laude: Leonard Cohen, Sigur Ros y The Raconteurs. Ya queda menos para el FIB 2009.
Todas las fotos han sido extraídas de fiberfib.com
viernes, julio 25, 2008
Sábado, día 3: Nuevos cracks musicales
Los sábados en el FIB siempre son sinónimo de partido mañanero entre prensa y artistas y, como es tradicional desde la primera edición, no podíamos faltar un año más. Aunque el resultado fue esta vez adverso para los plumillas (2 a 4 frente a un equipo en el que figuraba gente de Manos de Topo, entre otros), la causa (fondos para Intermón Oxfam) justifica pegarse una paliza a mediodía (y también la paella de después, claro).
Con las fuerzas recobradas a base del arroz nos dispusimos a vivir la jornada sabatina del FIB que de nuevo comenzó temprano, con The Ting Tings actuando cuando aún no eran las siete de la tarde. La carpa Fiberfib.com estaba a rebosar para asistir al directo de una de las parejas musicales del momento. Y la cosa no defraudó.
Puede que nadie se acuerde de ellos dentro de un año pero saben aprovechar el tirón de su disco de debut "We started nothing" y sobre todo de las pegadizas "Great DJ" (con su estribillo onomatopéyico sin complejos), "Shut up and let me go" (gran riff de guitarra) y la catártica "That´s not my name". No faltaron tampoco la presentada como la única balada del grupo ("Traffic light") ni la redonda "Be the one". Y tienen imagen, tampoco de eso hay duda.
Después de ellos, si por algo destacó este día del FIB fue por las idas y venidas de un escenario a otro: dado que ninguno de los conciertos nos consiguió impactar lo suficiente, el reto fue ver al máximo de grupos posible.
Comenzó el peregrinaje con Bracken (trío de electrónica experimental con cacharritos), siguió con Heavy Trash desde la distancia (proyecto de Jon Spencer que no nos animó a acercarnos), The Brian Jonestown Massacre (música y aspecto setenteros con temas interesantes aunque demasiados tiempos muertos entre canción y canción) y prosiguió con Eef Barzeley (rock algo enrevesado).
Fue el turno entonces de uno de los grupos en los que teníamos puestas las esperanzas esa noche: My Morning Jacket, una banda que ha evolucionado desde postulados rock hacia estilos más abiertos y casi bailables. Mención especial para su vocalista y guitarra, Jim James, y la capa con la que se parapetó en algunos lances de la actuación, emulando quién sabe si a Bela Lugosi o a Los Brincos. No faltaron temazos de su última entrega "Evil urges" como "Touch me I'm going to scream" o "Highly suspicious", dejando muy buen sabor de boca.
Después de que Tricky nos dejara más bien tibios en los pocos minutos que presenciamos su directo, llegó otro de los momentos de exaltación patria en el FIB 2008 con Lori Meyers. De nuevo la carpa Fib Club se convirtió en punto de encuentro de público español para ver cómo los granadinos (ahora sexteto en los conciertos) repasaba temas de sus tres álbumes hasta la fecha con continuas arengas de Noni a la audiencia.
Sonaron temas recientes como "La búsqueda del rol", el nuevo single "Alta fidelidad", "Un mundo por delante" o, el auténtico bombazo de "Cronolánea", "Luces de neón". El repaso obligado al primer trabajo "Viaje de estudios" se produjo con la que le daba precisamente título, "Tokio ya no nos quiere" y "Mujer esponja". Vibrante y sentido el concierto de los de Loja.
No así la impresión que dejaron The Kills. El dúo, si bien demostró que se sobran para sonar compactos, no destacó en nada y daba toda la impresión de que el Escenario Verde era demasiado premio para ellos. Justo lo contrario de lo que nos esperaba minutos después, sin duda lo mejor de la noche.
Fue salir The Raconteurs a escena y santificar el rock. Vaya grupazo. Con Jack White (auténtico animal de escenario) y Brendan Benson como principales exponentes, alternándose en la faceta solista, dejaron boquiabiertos a más de uno. Con solo dos discos han dejado de ser "el otro grupo del tío de los White Stripes" para tener entidad propia.
Momentos con que quedarse habría muchos: el portentoso single que es "Steady as she goes" de su debut, pero sobre todo la épica rock de canciones de su brillante segundo trabajo "Consolers of the lonely" como "Hold up", "Rich Kid Blues", "Many shades of black" (creo que fue en esta en la que Jack White se marcó un solo de guitarra absolutamente antológico) o "Old enough", con violín incorporado. Tremendo concierto.
Como ya estaba dicho todo esa noche tan solo nos bastó ver unos minutos de Gnarls Barkley, con formato de gran banda eso sí, para saber que había llegado la hora de marcharse. Aunque fue después de escuchar su hit universal "Crazy", y es que uno también tiene sus pequeños placeres ocultos.
Los sábados en el FIB siempre son sinónimo de partido mañanero entre prensa y artistas y, como es tradicional desde la primera edición, no podíamos faltar un año más. Aunque el resultado fue esta vez adverso para los plumillas (2 a 4 frente a un equipo en el que figuraba gente de Manos de Topo, entre otros), la causa (fondos para Intermón Oxfam) justifica pegarse una paliza a mediodía (y también la paella de después, claro).
Con las fuerzas recobradas a base del arroz nos dispusimos a vivir la jornada sabatina del FIB que de nuevo comenzó temprano, con The Ting Tings actuando cuando aún no eran las siete de la tarde. La carpa Fiberfib.com estaba a rebosar para asistir al directo de una de las parejas musicales del momento. Y la cosa no defraudó.
Puede que nadie se acuerde de ellos dentro de un año pero saben aprovechar el tirón de su disco de debut "We started nothing" y sobre todo de las pegadizas "Great DJ" (con su estribillo onomatopéyico sin complejos), "Shut up and let me go" (gran riff de guitarra) y la catártica "That´s not my name". No faltaron tampoco la presentada como la única balada del grupo ("Traffic light") ni la redonda "Be the one". Y tienen imagen, tampoco de eso hay duda.
Después de ellos, si por algo destacó este día del FIB fue por las idas y venidas de un escenario a otro: dado que ninguno de los conciertos nos consiguió impactar lo suficiente, el reto fue ver al máximo de grupos posible.
Comenzó el peregrinaje con Bracken (trío de electrónica experimental con cacharritos), siguió con Heavy Trash desde la distancia (proyecto de Jon Spencer que no nos animó a acercarnos), The Brian Jonestown Massacre (música y aspecto setenteros con temas interesantes aunque demasiados tiempos muertos entre canción y canción) y prosiguió con Eef Barzeley (rock algo enrevesado).
Fue el turno entonces de uno de los grupos en los que teníamos puestas las esperanzas esa noche: My Morning Jacket, una banda que ha evolucionado desde postulados rock hacia estilos más abiertos y casi bailables. Mención especial para su vocalista y guitarra, Jim James, y la capa con la que se parapetó en algunos lances de la actuación, emulando quién sabe si a Bela Lugosi o a Los Brincos. No faltaron temazos de su última entrega "Evil urges" como "Touch me I'm going to scream" o "Highly suspicious", dejando muy buen sabor de boca.
Después de que Tricky nos dejara más bien tibios en los pocos minutos que presenciamos su directo, llegó otro de los momentos de exaltación patria en el FIB 2008 con Lori Meyers. De nuevo la carpa Fib Club se convirtió en punto de encuentro de público español para ver cómo los granadinos (ahora sexteto en los conciertos) repasaba temas de sus tres álbumes hasta la fecha con continuas arengas de Noni a la audiencia.
Sonaron temas recientes como "La búsqueda del rol", el nuevo single "Alta fidelidad", "Un mundo por delante" o, el auténtico bombazo de "Cronolánea", "Luces de neón". El repaso obligado al primer trabajo "Viaje de estudios" se produjo con la que le daba precisamente título, "Tokio ya no nos quiere" y "Mujer esponja". Vibrante y sentido el concierto de los de Loja.
No así la impresión que dejaron The Kills. El dúo, si bien demostró que se sobran para sonar compactos, no destacó en nada y daba toda la impresión de que el Escenario Verde era demasiado premio para ellos. Justo lo contrario de lo que nos esperaba minutos después, sin duda lo mejor de la noche.
Fue salir The Raconteurs a escena y santificar el rock. Vaya grupazo. Con Jack White (auténtico animal de escenario) y Brendan Benson como principales exponentes, alternándose en la faceta solista, dejaron boquiabiertos a más de uno. Con solo dos discos han dejado de ser "el otro grupo del tío de los White Stripes" para tener entidad propia.
Momentos con que quedarse habría muchos: el portentoso single que es "Steady as she goes" de su debut, pero sobre todo la épica rock de canciones de su brillante segundo trabajo "Consolers of the lonely" como "Hold up", "Rich Kid Blues", "Many shades of black" (creo que fue en esta en la que Jack White se marcó un solo de guitarra absolutamente antológico) o "Old enough", con violín incorporado. Tremendo concierto.
Como ya estaba dicho todo esa noche tan solo nos bastó ver unos minutos de Gnarls Barkley, con formato de gran banda eso sí, para saber que había llegado la hora de marcharse. Aunque fue después de escuchar su hit universal "Crazy", y es que uno también tiene sus pequeños placeres ocultos.
miércoles, julio 23, 2008
Viernes, día 2: El ruido que todo lo engulle
La primera jornada completa de festival trajo sudor, circo, "enfants" terribles, viejas glorias, caramelos pop pero, sobre todas las cosas, montañas de ruido y distorsión, de las que fueron culpables una de las bandas más esperadas este año. Pero mejor vayamos por orden de actuaciones.
Fue una pena no llegar para ver la propuesta de The Rumble Strips, ya que por lo que se podía apreciar desde la lejanía la cosa pintaba muy bien. Sin embargo había que elegir y la decisión fue pasarse por el Fib Club para ver a El Columpio Asesino.
"El destacamento", misterioso single de su nuevo álbum "La gallina" sonaba a la llegada a la carpa como una invitación a algo prohibido. Y eso es lo que sucede con cada actuación de estos navarros, al menos cuando ocurre en el FIB. Aquello se convierte en una orgía desbocada de guitarras sucias, poses lascivas y sadomasoquismo musical. Y la gente encantada claro, porque es precisamente lo que esperan.
Además del single repasaron otros temas del último trabajo como "Un arpón de grillos" o "La marca en nuestra frente es la de Caín", a cual mejor. El vistazo atrás llegó con "Lucas 44-48", "Edad legal" o la impresionante "Floto" (todas ellas del segundo largo del grupo) y recuperaron del debut otras como "Your mind is dead", "Ye ye yee" o su particular "Vamos" de los Pixies. En fin, grupazo, de los que compensan llegar al recinto aún con toda la solanera cayendo.
Tras ellos dirigimos los pasos a la carpa Fiberfib.com para ver la propuesta de South San Gabriel. Sonido americano, lo cual no falta en ningún FIB, pero esta vez demasiado lánguido y con temas que no pasaban de ser correctos. La decisión fue encaminarse para el Escenario Verde, tras un breve paso por el directo de Metronomy y su electrónica (demasiado) futurista.
Era la hora del niño terrible del pop inglés, el indómito Pete Doherty y sus Babyshambles. Por supuesto allí se había reunido lo mejor de cada casa británica y su salida fue saludada con fervor y decenas de minis con restos de cerveza volando por nuestras cabezas. El inicio fue cuando menos desconcertante, arrancando con unas estrofas a capela del "Heartbreak Hotel" de Elvis Presley, para a continuación dejar uno de sus mejores temas, "Killamangiro", junto a "Fuck forever", ya en la recta final, de lo mejor que tienen en su disco de debut.
Del segundo, "Shotter's nation", destacaron "Delivery" o "You talk" y hubo también momento para mejores (o peores, tratándose de Doherty nunca se sabe) tiempos pasados a la hora de recordar incluso algún tema de The Libertines (si no me falla la memoria el elegido fue "Boys in the band"). Entretenido pero lo justo el directo de los británicos.
Viendo que las opciones de ver en buenas condiciones a Fujiya & Miyagi eran escasas dado lo concurrido de la carpa donde tocaban, los siguientes minutos fueron repartidos entre New York Dolls (más pop que rock y con un cantante calcado a Mick Jagger aunque a la mitad de revoluciones), Hot Chip (música al estilo !!! y con llenazo también de público) y Spiritualized (solo vimos el comienzo, pero no hubiera importado quedarse al resto de un directo que auguraba subidones de adrenalina).
Pero había llegado la hora de los más ansiados: los irlandeses My Bloody Valentine. Con mucho menos público del presupuesto para comodidad de los allí reunidos, hicieron lo que todos esperaban: un repertorio basado en su histórico album "Loveless". Cayeron "Only shallow", "When you sleep", "I only said", "Blown a wish" o "Come in alone" (para goce personal, hubiera deseado que también tocaran "Sometimes").
Voces susurradas, actitud estática, cero miradas entre ellos, proyecciones coloristas y lisérgicas y, sobre todo, los momentos más ruidosos brindados hasta ahora por banda alguna en el FIB (en empate técnico con Mogwai en 2001) cuando intercalaron casi diez minutos de distorsión salvaje dentro de "Soon", la última en caer. No recuerdo haber asistido a nada igual en mi vida, con esas guitarras que taladraban sin piedad a la concurrencia, que permanecía entre extasiada y escandalizada. Un auténtico agujero negro de ruido bien entendido el que nos brindaron My Bloody Valentine.
Aún con los oídos recuperándose de lo anterior fue el momento de un cambio estilístico de 180 grados y asistir en el Fib Club a una de las mayores comuniones entre público y artista que se recuerdan por esos lares. Aunque nos perdimos la interpretación del éxito "La revolución sexual", pudimos comprobar que La Casa Azul ha alcanzado el estatus de fenómeno fan: siempre los ha tenido, lo que pasa es que antes eran unos 50 por concierto y ahora los suma por miles.
Divertido y ameno, el directo de Guille Milkyway sigue dejando momentos de desenfreno electrónico como "Superguay", "Cerca de Shibuya" o las más recientes "Chicos malos" y "Esta noche sólo cantan para mí", junto a pasajes intimistas al piano como "El momento más feliz" o "Como un fan". Aunque el clímax de la actuación llegó con la versión de "Love is in the air": allí no quedó nadie que no se pusiera a dar botes en el estribillo.
A las dos de la mañana, que es cuando acababa La Casa Azul, nos reenganchamos al directo de la ex de Moloko Roisin Murphy. Presencia imponente sobre el escenario la de esta rubia irlandesa, algo que ya habíamos comprobado en ediciones anteriores del FIB. Y despliegue de vestuario, Murphy no es de las que escatiman en modelitos a la hora de actuar.
Tuvimos ocasión de escuchar las más conocidas de su último trabajo, como la que da título al mismo, "Overpowered" o la pegadiza "You know me better". Electrónica, no de la que se baila desenfrenadamente, sino de la que se paladea, y con un reverso bastante oscuro.
Justo lo contrario de lo que vino a continuación, un concierto que tenía horario casi de after pero que debiera haber sido programado en horario infantil, porque lo de Mika fue un auténtico circo, en el sentido no peyorativo de la expresión.
El escenario simulaba una carpa circense y por allí desfilaron mujeres gigantes, cabezudos, payasos, vedettes y un mago que lo organizaba todo y que no era otro que el propio Mika. Musicalmente lo mejor fueron las dos canciones más conocidas que tiene: "Relax (Take it easy)", encargada de abrir, y en la recta final su éxito "Grace Kelly".
Eso sí, regalazo de versión en forma del "Just can't get enough" de Depeche Mode. Y como nos sentimos volver a la infancia, decidimos que ya era suficiente para ese día y fue el momento de decir "hasta mañana FIB" e irse a dormir como niños buenos.
La primera jornada completa de festival trajo sudor, circo, "enfants" terribles, viejas glorias, caramelos pop pero, sobre todas las cosas, montañas de ruido y distorsión, de las que fueron culpables una de las bandas más esperadas este año. Pero mejor vayamos por orden de actuaciones.
Fue una pena no llegar para ver la propuesta de The Rumble Strips, ya que por lo que se podía apreciar desde la lejanía la cosa pintaba muy bien. Sin embargo había que elegir y la decisión fue pasarse por el Fib Club para ver a El Columpio Asesino.
"El destacamento", misterioso single de su nuevo álbum "La gallina" sonaba a la llegada a la carpa como una invitación a algo prohibido. Y eso es lo que sucede con cada actuación de estos navarros, al menos cuando ocurre en el FIB. Aquello se convierte en una orgía desbocada de guitarras sucias, poses lascivas y sadomasoquismo musical. Y la gente encantada claro, porque es precisamente lo que esperan.
Además del single repasaron otros temas del último trabajo como "Un arpón de grillos" o "La marca en nuestra frente es la de Caín", a cual mejor. El vistazo atrás llegó con "Lucas 44-48", "Edad legal" o la impresionante "Floto" (todas ellas del segundo largo del grupo) y recuperaron del debut otras como "Your mind is dead", "Ye ye yee" o su particular "Vamos" de los Pixies. En fin, grupazo, de los que compensan llegar al recinto aún con toda la solanera cayendo.
Tras ellos dirigimos los pasos a la carpa Fiberfib.com para ver la propuesta de South San Gabriel. Sonido americano, lo cual no falta en ningún FIB, pero esta vez demasiado lánguido y con temas que no pasaban de ser correctos. La decisión fue encaminarse para el Escenario Verde, tras un breve paso por el directo de Metronomy y su electrónica (demasiado) futurista.
Era la hora del niño terrible del pop inglés, el indómito Pete Doherty y sus Babyshambles. Por supuesto allí se había reunido lo mejor de cada casa británica y su salida fue saludada con fervor y decenas de minis con restos de cerveza volando por nuestras cabezas. El inicio fue cuando menos desconcertante, arrancando con unas estrofas a capela del "Heartbreak Hotel" de Elvis Presley, para a continuación dejar uno de sus mejores temas, "Killamangiro", junto a "Fuck forever", ya en la recta final, de lo mejor que tienen en su disco de debut.
Del segundo, "Shotter's nation", destacaron "Delivery" o "You talk" y hubo también momento para mejores (o peores, tratándose de Doherty nunca se sabe) tiempos pasados a la hora de recordar incluso algún tema de The Libertines (si no me falla la memoria el elegido fue "Boys in the band"). Entretenido pero lo justo el directo de los británicos.
Viendo que las opciones de ver en buenas condiciones a Fujiya & Miyagi eran escasas dado lo concurrido de la carpa donde tocaban, los siguientes minutos fueron repartidos entre New York Dolls (más pop que rock y con un cantante calcado a Mick Jagger aunque a la mitad de revoluciones), Hot Chip (música al estilo !!! y con llenazo también de público) y Spiritualized (solo vimos el comienzo, pero no hubiera importado quedarse al resto de un directo que auguraba subidones de adrenalina).
Pero había llegado la hora de los más ansiados: los irlandeses My Bloody Valentine. Con mucho menos público del presupuesto para comodidad de los allí reunidos, hicieron lo que todos esperaban: un repertorio basado en su histórico album "Loveless". Cayeron "Only shallow", "When you sleep", "I only said", "Blown a wish" o "Come in alone" (para goce personal, hubiera deseado que también tocaran "Sometimes").
Voces susurradas, actitud estática, cero miradas entre ellos, proyecciones coloristas y lisérgicas y, sobre todo, los momentos más ruidosos brindados hasta ahora por banda alguna en el FIB (en empate técnico con Mogwai en 2001) cuando intercalaron casi diez minutos de distorsión salvaje dentro de "Soon", la última en caer. No recuerdo haber asistido a nada igual en mi vida, con esas guitarras que taladraban sin piedad a la concurrencia, que permanecía entre extasiada y escandalizada. Un auténtico agujero negro de ruido bien entendido el que nos brindaron My Bloody Valentine.
Aún con los oídos recuperándose de lo anterior fue el momento de un cambio estilístico de 180 grados y asistir en el Fib Club a una de las mayores comuniones entre público y artista que se recuerdan por esos lares. Aunque nos perdimos la interpretación del éxito "La revolución sexual", pudimos comprobar que La Casa Azul ha alcanzado el estatus de fenómeno fan: siempre los ha tenido, lo que pasa es que antes eran unos 50 por concierto y ahora los suma por miles.
Divertido y ameno, el directo de Guille Milkyway sigue dejando momentos de desenfreno electrónico como "Superguay", "Cerca de Shibuya" o las más recientes "Chicos malos" y "Esta noche sólo cantan para mí", junto a pasajes intimistas al piano como "El momento más feliz" o "Como un fan". Aunque el clímax de la actuación llegó con la versión de "Love is in the air": allí no quedó nadie que no se pusiera a dar botes en el estribillo.
A las dos de la mañana, que es cuando acababa La Casa Azul, nos reenganchamos al directo de la ex de Moloko Roisin Murphy. Presencia imponente sobre el escenario la de esta rubia irlandesa, algo que ya habíamos comprobado en ediciones anteriores del FIB. Y despliegue de vestuario, Murphy no es de las que escatiman en modelitos a la hora de actuar.
Tuvimos ocasión de escuchar las más conocidas de su último trabajo, como la que da título al mismo, "Overpowered" o la pegadiza "You know me better". Electrónica, no de la que se baila desenfrenadamente, sino de la que se paladea, y con un reverso bastante oscuro.
Justo lo contrario de lo que vino a continuación, un concierto que tenía horario casi de after pero que debiera haber sido programado en horario infantil, porque lo de Mika fue un auténtico circo, en el sentido no peyorativo de la expresión.
El escenario simulaba una carpa circense y por allí desfilaron mujeres gigantes, cabezudos, payasos, vedettes y un mago que lo organizaba todo y que no era otro que el propio Mika. Musicalmente lo mejor fueron las dos canciones más conocidas que tiene: "Relax (Take it easy)", encargada de abrir, y en la recta final su éxito "Grace Kelly".
Eso sí, regalazo de versión en forma del "Just can't get enough" de Depeche Mode. Y como nos sentimos volver a la infancia, decidimos que ya era suficiente para ese día y fue el momento de decir "hasta mañana FIB" e irse a dormir como niños buenos.
martes, julio 22, 2008
El FIB lo ha vuelto a conseguir
Pensándolo friamente, pasarse cuatro días machacándose a caminatas y horas de pie, cenas a base de bocadillos de queso con mortadela o comida exótica de dudosa calidad, calores vespertinos en carpas más concurridas que el Metro en hora punta, escasas horas de sueño y descanso, vivir esclavo del reloj para no perder comba de la siguiente actuación o ser duchado en cerveza por culpa de un mini volador que ha lanzado algún simpático inglés, no parece el mejor de los planes de ocio posibles.
Lo grande es que todo ello merezca la pena y, una vez más, así ha sido. El FIB ya ha dejado en nuestras retinas momentos que recordaremos con entusiasmo, "batallitas musicales" con las que calentar la oreja a más de uno, actuaciones que desde ya se sitúan en lo más selecto de nuestro almacén cerebral de conciertos vividos, despejando además todas las dudas que podríamos tener de antemano respecto a la edición de este año. Sirva este pequeño repaso para dejar algunas pinceladas de lo que ha sido Benicassim 2008. De momento aquí va el primer día.
Jueves, día 1: La magia islandesa
La suficiente antelación para llegar al recinto en la primera jornada del FIB 2008 (por otros años, las colas para acreditarse nos tienen ya puestos en sobreaviso) nos dio una de las primeras impresiones de esta edición: este año había menos periodistas, y por ende, menos público. O al menos esa era la sensación, porque oficialmente la organización tan solo ha reconocido un descenso de 2.000 espectadores con respecto al año pasado.
Sea como fuere, yo firmo ya mismo un año como éste y no el agobiante exceso de aforo que en ocasiones anteriores ha dejado entrever el FIB: esta vez por ejemplo moverse de un escenario a otro no suponía verte engullido por una masa humana con riesgo de perder a tus amigos y el acceso a las barras era sinónimo de diligencia en el servicio.
Pues bien, dado que cumplimos antes de lo previsto con el trámite de la acreditación, nos metimos de lleno en el festival cuando aún estaba tocando el grupo encargado de inaugurar el Escenario Verde (precedidos por supuesto de la tradicional mini sesión de Aldo Linares). Se trataba de Krakovia, que me parecieron una vuelta de tuerca a lo que han supuesto Cycle, solo que más rockero y menos electrónico. Como anécdota, dejaron una versión del "Un día en Texas" de los ochenteros Parálisis Permanente.
Cumplida su actuación y ya con la noche cayendo en la Costa del Azahar, salieron a escena otra de esas bandas que parece nacida para tocar en el FIB: Nada Surf. Repasaron sobre todo "Lucky", su último trabajo, con los temas más resultones del mismo como "See these bones", "Whose autohority", "Beautiful beat" o "I like what you say", y por supuesto no se olvidaron de clásicos como la melancólica "80 windows", "Inside of love" (con coreografía incluida del público a instancia de un Matthew "Mateo" Caws muy castellanoparlante toda la noche), el temazo "Always love" ya en la recta final o un salvaje "Fuck it" con todo el mundo coreando el estribillo para terminar.
Tras ellos llegaron los islandeses Sigur Ros. Se hace difícil hablar de un concierto que transmite tanto, con canciones que crecen en matices hasta dejar boquiabierto a uno y con una voz que encajaría perfectamente en el universo élfico de El Señor de los Anillos.
Se presentaron con un aspecto más bien oscuro y siniestro (excepto el batería, el resto de negro y con ropajes extraños), con la compañía de vientos (éstos con traje, sombrero y de blanco inmaculado) y sección femenina en cuerdas y percusiones (aquí predominaban los vestidos vaporosos, cual ninfas del bosque).
Su actuación, hipnótica y sugerente: temas de su álbum "Takk" como "Glósóli", "Hoppípolla" o "Saeglopur" merecen por sí solos verlos, pero además tocaron entre otras "Svefn-G-Englar" del "Ágætis Byrjun" o las animadas "Gobbledigook" o "Festival" de su último disco.
Impresionante lo de estos islandeses que firmaron sin duda una de las mejores actuaciones de este FIB, dejando el listón simplemente insuperable para el resto de la noche. La pareja musical y sentimental Mates of State fueron lo siguientes en actuar sin dejar nada reseñable en lo que poco que vimos, y lo mismo se puede decir de Black Lips (tremendamente jóvenes y demasiado ruidosos). These New Puritans sí dejaban entrever algo más de interés en su actuación, aunque el cansancio no nos permitió quedarnos demasiado para valorarlos lo suficiente.
Todo esto en lo que respecta al Escenario Verde, porque en el Fib Club también hicimos un par de incursiones. La primera con Facto Delafé y las Flores Azules, en la mejor actuación que les he visto hasta la fecha. Su segundo disco "La luz de la mañana" fue el principal motor de su directo, con temas como "Gigante", "Muertos", "La Juani" o "El indio".
Su lado más gamberro salió con "Domingueros", no recogida aún en álbum, pero sin duda lo que puso patas arriba la carpa con miles de gargantas coreando fueron canciones de su album debut como "La fuerza", "Mar el poder del mar" o "Enero en la playa" (cambiando para orgullo patrio a España por Italia en la parte "...se queda en cuartos de la Eurocopa").
Gran concierto el del trío barcelonés, haciendo vivir un momento único e irrepetible a los allí presentes. Los siguientes en comparecer, los neoyorquinos Battles, lo pusieron más difícil para quienes no estamos muy familiarizados con su electrónica densa y mántrica. Otra vez será.
Pensándolo friamente, pasarse cuatro días machacándose a caminatas y horas de pie, cenas a base de bocadillos de queso con mortadela o comida exótica de dudosa calidad, calores vespertinos en carpas más concurridas que el Metro en hora punta, escasas horas de sueño y descanso, vivir esclavo del reloj para no perder comba de la siguiente actuación o ser duchado en cerveza por culpa de un mini volador que ha lanzado algún simpático inglés, no parece el mejor de los planes de ocio posibles.
Lo grande es que todo ello merezca la pena y, una vez más, así ha sido. El FIB ya ha dejado en nuestras retinas momentos que recordaremos con entusiasmo, "batallitas musicales" con las que calentar la oreja a más de uno, actuaciones que desde ya se sitúan en lo más selecto de nuestro almacén cerebral de conciertos vividos, despejando además todas las dudas que podríamos tener de antemano respecto a la edición de este año. Sirva este pequeño repaso para dejar algunas pinceladas de lo que ha sido Benicassim 2008. De momento aquí va el primer día.
Jueves, día 1: La magia islandesa
La suficiente antelación para llegar al recinto en la primera jornada del FIB 2008 (por otros años, las colas para acreditarse nos tienen ya puestos en sobreaviso) nos dio una de las primeras impresiones de esta edición: este año había menos periodistas, y por ende, menos público. O al menos esa era la sensación, porque oficialmente la organización tan solo ha reconocido un descenso de 2.000 espectadores con respecto al año pasado.
Sea como fuere, yo firmo ya mismo un año como éste y no el agobiante exceso de aforo que en ocasiones anteriores ha dejado entrever el FIB: esta vez por ejemplo moverse de un escenario a otro no suponía verte engullido por una masa humana con riesgo de perder a tus amigos y el acceso a las barras era sinónimo de diligencia en el servicio.
Pues bien, dado que cumplimos antes de lo previsto con el trámite de la acreditación, nos metimos de lleno en el festival cuando aún estaba tocando el grupo encargado de inaugurar el Escenario Verde (precedidos por supuesto de la tradicional mini sesión de Aldo Linares). Se trataba de Krakovia, que me parecieron una vuelta de tuerca a lo que han supuesto Cycle, solo que más rockero y menos electrónico. Como anécdota, dejaron una versión del "Un día en Texas" de los ochenteros Parálisis Permanente.
Cumplida su actuación y ya con la noche cayendo en la Costa del Azahar, salieron a escena otra de esas bandas que parece nacida para tocar en el FIB: Nada Surf. Repasaron sobre todo "Lucky", su último trabajo, con los temas más resultones del mismo como "See these bones", "Whose autohority", "Beautiful beat" o "I like what you say", y por supuesto no se olvidaron de clásicos como la melancólica "80 windows", "Inside of love" (con coreografía incluida del público a instancia de un Matthew "Mateo" Caws muy castellanoparlante toda la noche), el temazo "Always love" ya en la recta final o un salvaje "Fuck it" con todo el mundo coreando el estribillo para terminar.
Tras ellos llegaron los islandeses Sigur Ros. Se hace difícil hablar de un concierto que transmite tanto, con canciones que crecen en matices hasta dejar boquiabierto a uno y con una voz que encajaría perfectamente en el universo élfico de El Señor de los Anillos.
Se presentaron con un aspecto más bien oscuro y siniestro (excepto el batería, el resto de negro y con ropajes extraños), con la compañía de vientos (éstos con traje, sombrero y de blanco inmaculado) y sección femenina en cuerdas y percusiones (aquí predominaban los vestidos vaporosos, cual ninfas del bosque).
Su actuación, hipnótica y sugerente: temas de su álbum "Takk" como "Glósóli", "Hoppípolla" o "Saeglopur" merecen por sí solos verlos, pero además tocaron entre otras "Svefn-G-Englar" del "Ágætis Byrjun" o las animadas "Gobbledigook" o "Festival" de su último disco.
Impresionante lo de estos islandeses que firmaron sin duda una de las mejores actuaciones de este FIB, dejando el listón simplemente insuperable para el resto de la noche. La pareja musical y sentimental Mates of State fueron lo siguientes en actuar sin dejar nada reseñable en lo que poco que vimos, y lo mismo se puede decir de Black Lips (tremendamente jóvenes y demasiado ruidosos). These New Puritans sí dejaban entrever algo más de interés en su actuación, aunque el cansancio no nos permitió quedarnos demasiado para valorarlos lo suficiente.
Todo esto en lo que respecta al Escenario Verde, porque en el Fib Club también hicimos un par de incursiones. La primera con Facto Delafé y las Flores Azules, en la mejor actuación que les he visto hasta la fecha. Su segundo disco "La luz de la mañana" fue el principal motor de su directo, con temas como "Gigante", "Muertos", "La Juani" o "El indio".
Su lado más gamberro salió con "Domingueros", no recogida aún en álbum, pero sin duda lo que puso patas arriba la carpa con miles de gargantas coreando fueron canciones de su album debut como "La fuerza", "Mar el poder del mar" o "Enero en la playa" (cambiando para orgullo patrio a España por Italia en la parte "...se queda en cuartos de la Eurocopa").
Gran concierto el del trío barcelonés, haciendo vivir un momento único e irrepetible a los allí presentes. Los siguientes en comparecer, los neoyorquinos Battles, lo pusieron más difícil para quienes no estamos muy familiarizados con su electrónica densa y mántrica. Otra vez será.
domingo, julio 13, 2008
Cambio de planes
El directo es lo que tiene, que hay cambios y uno se adapta a ellos. Así resulta un programa un poco distinto del pensado, pero eso siempre pasa y no está mal. La radio tiene vida propia.
Abrimos con un homenaje al gran Sergio Algora. Charlamos con Sergio Vinadé, compañero de fatigas en El Niño Gusano y gran amigo de Algora, que nos explicaba cómo era desde el punto de vista humano. Después charlamos con Julio Ruiz (Disco Grande, RNE-3), que nos contaba cómo era Algora como músico, remontándose a la "época heroica" cuando recibía la primera maqueta de los maños en cassette.
Esta parte de programa iba a durar solo media hora pero sin darnos cuenta llegamos a completar la primera hora de programa, y es que Algora era mucho Algora.
A continuación tenía que entrar la entrevista que grabamos con John Garrison pero un fallo en el sistema informático de la emisora nos obliga a reservar la entrevista hasta septiembre.
Así que la segunda hora sí se cumplió como estaba previsto, con un repaso a algunos de los nombres más jugosos de los festivales más inmediatos: Summercase y FIB.
Por problemas técnicos no se pudo colgar el programa de la semana pasada. Espero que éste lo tengais disponible desde este lunes.
El directo es lo que tiene, que hay cambios y uno se adapta a ellos. Así resulta un programa un poco distinto del pensado, pero eso siempre pasa y no está mal. La radio tiene vida propia.
Abrimos con un homenaje al gran Sergio Algora. Charlamos con Sergio Vinadé, compañero de fatigas en El Niño Gusano y gran amigo de Algora, que nos explicaba cómo era desde el punto de vista humano. Después charlamos con Julio Ruiz (Disco Grande, RNE-3), que nos contaba cómo era Algora como músico, remontándose a la "época heroica" cuando recibía la primera maqueta de los maños en cassette.
Esta parte de programa iba a durar solo media hora pero sin darnos cuenta llegamos a completar la primera hora de programa, y es que Algora era mucho Algora.
A continuación tenía que entrar la entrevista que grabamos con John Garrison pero un fallo en el sistema informático de la emisora nos obliga a reservar la entrevista hasta septiembre.
Así que la segunda hora sí se cumplió como estaba previsto, con un repaso a algunos de los nombres más jugosos de los festivales más inmediatos: Summercase y FIB.
Por problemas técnicos no se pudo colgar el programa de la semana pasada. Espero que éste lo tengais disponible desde este lunes.
jueves, julio 10, 2008
Entrevista a John Garrison
El pasado lunes pasó por Madrid John Garrison, el que fuera cantante y líder de Budapest aunque en esta ocasión venía en su faceta de bajista de la banda de James Blunt. Aprovechamos su visita a la capital para charlar con él de su primer disco en solitario, "Above the cosmos".
La entrevista la podréis escuchar este viernes a partir de las 18.00 en Radio Rivas.
Foto: www.garrisonmusic.com
El pasado lunes pasó por Madrid John Garrison, el que fuera cantante y líder de Budapest aunque en esta ocasión venía en su faceta de bajista de la banda de James Blunt. Aprovechamos su visita a la capital para charlar con él de su primer disco en solitario, "Above the cosmos".
La entrevista la podréis escuchar este viernes a partir de las 18.00 en Radio Rivas.
Foto: www.garrisonmusic.com
miércoles, julio 09, 2008
Las estrellas te dicen adiós
Aún no acabo de reaccionar y hasta me parece irreal, pero la noticia sigue estando ahí, sacudiéndome cada vez que la veo: ha muerto Sergio Algora.
Quiero pensar que no es así, que es un nuevo malabarismo surrealista de alguien que hizo cercano lo disparatado, de quien evocó como nadie imágenes oníricas que en seguida las hacías propias. Pero no, entro en el blog de su compañero y amigo Fran Nixon y ya no tengo atisbo de que sea broma.
Ha muerto Sergio Algora. Ahora no tengo ganas de decir lo grandes que fueron El Niño Gusano, de repasar su más reciente discografía en La Costa Brava o de dejar constancia que también era poeta.
Descansa en paz, Sergio.
Las estrellas me dicen adiós,
con mis manos yo les lanzo besos.
Y de mí, volando se olvidan.
No lo olvidéis.
(Versos de "Un viaje a la luna", incluida en el disco de El Niño Gusano "El efecto lupa" - 1996 - Grabaciones en el Mar).
Aún no acabo de reaccionar y hasta me parece irreal, pero la noticia sigue estando ahí, sacudiéndome cada vez que la veo: ha muerto Sergio Algora.
Quiero pensar que no es así, que es un nuevo malabarismo surrealista de alguien que hizo cercano lo disparatado, de quien evocó como nadie imágenes oníricas que en seguida las hacías propias. Pero no, entro en el blog de su compañero y amigo Fran Nixon y ya no tengo atisbo de que sea broma.
Ha muerto Sergio Algora. Ahora no tengo ganas de decir lo grandes que fueron El Niño Gusano, de repasar su más reciente discografía en La Costa Brava o de dejar constancia que también era poeta.
Descansa en paz, Sergio.
Las estrellas me dicen adiós,
con mis manos yo les lanzo besos.
Y de mí, volando se olvidan.
No lo olvidéis.
(Versos de "Un viaje a la luna", incluida en el disco de El Niño Gusano "El efecto lupa" - 1996 - Grabaciones en el Mar).
lunes, julio 07, 2008
Bob, Franz y Lenny, trío final de ases
Ya es oficial. La primera edición española de Rock in Rio tendrá una secuela en 2010. Sin embargo, lo que procede ahora es terminar de digerir lo que nos ha dejado el que ha sido el mayor festival celebrado hasta la fecha dentro de nuestras fronteras.
Definitivamente el segundo fin de semana ha superado en ambiente y calidad a lo visto hace poco más de siete días (a excepción hecha de la clase magistral que ofreció Neil Young el viernes 27 de julio). La última jornada comenzó para nosotros con la actuación de Jet Lag en el escenario Hot Stage.
El quinteto comandado por Ramiro Nieto, que ha pasado de ocupar la batería a dedicarse a la faceta solista y guitarra desde el último disco, repasó temas de ese más reciente trabajo, "Forever". Cayeron canciones como "Oh, the night", “Time here runs too slow”, “Found in translation” o “My own personal flight attendant”. Fue un concierto corto, seguido por no demasiada gente, lo cual unido al calor reinante en ese momento en la Ciudad del Rock no ayudó demasiado a meterse de lleno en la actuación a músicos ni a espectadores.
Tras ellos hubo oportunidad de ver algunos pasajes del grupo encargado de abrir el escenario Mundo, los mexicanos Café Tacuba. Es la suya una propuesta que aúna tradición y vanguardia casi a partes iguales y que atesora en Rubén Albarrán, vocalista que cual rabo de lagartija no para un segundo quieto, una de sus principales señas de identidad.
Interpretaron canciones de su último disco "Sino", como el single "Volver a comenzar" (con un final que bien podrían firmar en nuestro país unos Tachenko o unos Bombones), pero fue recuperando temas antiguos como "Chica Banda" (donde, para sobresalto del personal de seguridad, Albarrán invitó a subirse al escenario a unas cuantas jovencitas), la romanticona "Eres" o "Déjate caer" cuando brindaron algunos de sus mejores momentos.
Minutos después de que la organización del festival confirmara en rueda de prensa que en dos años regresarán a Madrid, le llegó el turno al artista más veterano de la noche: Bob Dylan. Puede que los años no pasen en balde para nadie, pero también es cierto que hubo varios destellos que por sí solos justificaron ya toda la noche. Su voz, fue de menos a más y la sobriedad de la puesta en escena (todos los músicos uniformados de negro, Dylan dando su perfil al público y tocando únicamente el teclado, con solo planos fijos en las pantallas y sin juegos de luces) permitió centrarse en lo que de verdad importa, su música.
El concierto, como parece ser que acostumbra en sus últimos tiempos, ofreció escasas concesiones al público generalista en el repertorio, aunque ello no quiere decir que no cayeran clásicos: "Rainy day woman" o "Highway 61 revisited" son sólo dos ejemplos, eso sí, muy distantes de sus versiones en álbum.
Dylan tampoco se olvidó de su más reciente publicación, "Modern Times", de la cual extrajo por ejemplo "Rollin' and tumblin'" o "Thunder on the mountain", la primera del bis, que completó con sin duda el gran momento de su actuación y uno de los más míticos de todo el festival: una emocionante "Like a rolling stone". Tras presentar a la banda y dejar algún "thank you" flotando en el ambiente, nos dejó la sensación de haber sido testigos de un pedazo de historia de la música ante nuestras mismas narices.
Los que habían desertado en algún momento con Bob Dylan volvieron a tomar posiciones ante lo que venía a continuación: los escoceses Franz Ferdinand, que si fuera por el estado de ebullición que su actuación generó entre las masas, serían los triunfadores de la noche.
Abrieron recordando "Michael" y "Come on home", de su debut homónimo. "Ha pasado demasiado tiempo" aseguró en castellano Alex Kapranos antes de acometer "The dark of the matinée". Llegó entonces el turno de la primera de las cuatro nuevas que sonarían a lo largo de la noche: "Katherine kiss me" (quizás la que sonó más parecida a lo que han hecho hasta ahora y, como ocurrió con el resto del nuevo material, con un punto más oscuro y presencia destacada de los sintetizadores).
A continuación pusieron patas arriba a la gente con "Do you want to" y tras ella el también single del último disco "Walk away". A partir de ahí engarzaron las inéditas "Ulysses", "What she came for" y "Turn it on" con los éxitos "Take me out" o "The fallen". Para cerrar eligieron un valor seguro, "This fire", un perfecto cierre a un directo energético y que como siempre, transmite unas ganas irremediables de bailar.
Y a estas alturas de la noche un inesperado invitado se coló en el festival: el frío; sí, aunque parezca mentira y estemos en pleno julio, una brisa demasiado fresca para esta época comenzó a colarse por el recinto, haciendo temer que no llegaríamos a ver la actuación final. Afortunadamente no fue así y con más retraso del esperado aún pudimos ver al siguiente en comparecer sobre el escenario: Lenny Kravitz.
El arranque no fue prometedor: tras los primeros compases dejó desconcertado al personal con un ramalazo de divo endiosado y estuvo unos minutos quejándose del humo que le molestaba, supuestamente procedente de las primeras filas. Afortunadamente a partir de ahí se centró en lo que debía y con un sonido espectacular dejó perlas de su discografía como "American woman", "Fly away" o, ya para cerrar, "Are you gonna go my way", todo ello salpicado de carreras entre el público y subidas a las vallas junto a la mesa de sonido.
Y ya no dio para más este primer Rock in Rio en España. Bueno, sí para quien se quedara a la sesión de DJ Tiësto, algo que esta vez no pudo ser para los aquí firmantes. Se cerraba así un festival con nota alta en cuanto a instalaciones, sonido y algunos nombres del cartel, pero también con algunas asignaturas pendientes de organización y hostelería.
Habrá que ver si se resuelven dentro de dos años, en una edición en la que, para alegría de los amantes de los sonidos más duros, una de las jornadas estará dedicada por entero al hard rock. Si no es así, pidan explicaciones a Roberto Medina, el fundador del festival.
Fotos: www.estudioslaluna.com
Ya es oficial. La primera edición española de Rock in Rio tendrá una secuela en 2010. Sin embargo, lo que procede ahora es terminar de digerir lo que nos ha dejado el que ha sido el mayor festival celebrado hasta la fecha dentro de nuestras fronteras.
Definitivamente el segundo fin de semana ha superado en ambiente y calidad a lo visto hace poco más de siete días (a excepción hecha de la clase magistral que ofreció Neil Young el viernes 27 de julio). La última jornada comenzó para nosotros con la actuación de Jet Lag en el escenario Hot Stage.
El quinteto comandado por Ramiro Nieto, que ha pasado de ocupar la batería a dedicarse a la faceta solista y guitarra desde el último disco, repasó temas de ese más reciente trabajo, "Forever". Cayeron canciones como "Oh, the night", “Time here runs too slow”, “Found in translation” o “My own personal flight attendant”. Fue un concierto corto, seguido por no demasiada gente, lo cual unido al calor reinante en ese momento en la Ciudad del Rock no ayudó demasiado a meterse de lleno en la actuación a músicos ni a espectadores.
Tras ellos hubo oportunidad de ver algunos pasajes del grupo encargado de abrir el escenario Mundo, los mexicanos Café Tacuba. Es la suya una propuesta que aúna tradición y vanguardia casi a partes iguales y que atesora en Rubén Albarrán, vocalista que cual rabo de lagartija no para un segundo quieto, una de sus principales señas de identidad.
Interpretaron canciones de su último disco "Sino", como el single "Volver a comenzar" (con un final que bien podrían firmar en nuestro país unos Tachenko o unos Bombones), pero fue recuperando temas antiguos como "Chica Banda" (donde, para sobresalto del personal de seguridad, Albarrán invitó a subirse al escenario a unas cuantas jovencitas), la romanticona "Eres" o "Déjate caer" cuando brindaron algunos de sus mejores momentos.
Minutos después de que la organización del festival confirmara en rueda de prensa que en dos años regresarán a Madrid, le llegó el turno al artista más veterano de la noche: Bob Dylan. Puede que los años no pasen en balde para nadie, pero también es cierto que hubo varios destellos que por sí solos justificaron ya toda la noche. Su voz, fue de menos a más y la sobriedad de la puesta en escena (todos los músicos uniformados de negro, Dylan dando su perfil al público y tocando únicamente el teclado, con solo planos fijos en las pantallas y sin juegos de luces) permitió centrarse en lo que de verdad importa, su música.
El concierto, como parece ser que acostumbra en sus últimos tiempos, ofreció escasas concesiones al público generalista en el repertorio, aunque ello no quiere decir que no cayeran clásicos: "Rainy day woman" o "Highway 61 revisited" son sólo dos ejemplos, eso sí, muy distantes de sus versiones en álbum.
Dylan tampoco se olvidó de su más reciente publicación, "Modern Times", de la cual extrajo por ejemplo "Rollin' and tumblin'" o "Thunder on the mountain", la primera del bis, que completó con sin duda el gran momento de su actuación y uno de los más míticos de todo el festival: una emocionante "Like a rolling stone". Tras presentar a la banda y dejar algún "thank you" flotando en el ambiente, nos dejó la sensación de haber sido testigos de un pedazo de historia de la música ante nuestras mismas narices.
Los que habían desertado en algún momento con Bob Dylan volvieron a tomar posiciones ante lo que venía a continuación: los escoceses Franz Ferdinand, que si fuera por el estado de ebullición que su actuación generó entre las masas, serían los triunfadores de la noche.
Abrieron recordando "Michael" y "Come on home", de su debut homónimo. "Ha pasado demasiado tiempo" aseguró en castellano Alex Kapranos antes de acometer "The dark of the matinée". Llegó entonces el turno de la primera de las cuatro nuevas que sonarían a lo largo de la noche: "Katherine kiss me" (quizás la que sonó más parecida a lo que han hecho hasta ahora y, como ocurrió con el resto del nuevo material, con un punto más oscuro y presencia destacada de los sintetizadores).
A continuación pusieron patas arriba a la gente con "Do you want to" y tras ella el también single del último disco "Walk away". A partir de ahí engarzaron las inéditas "Ulysses", "What she came for" y "Turn it on" con los éxitos "Take me out" o "The fallen". Para cerrar eligieron un valor seguro, "This fire", un perfecto cierre a un directo energético y que como siempre, transmite unas ganas irremediables de bailar.
Y a estas alturas de la noche un inesperado invitado se coló en el festival: el frío; sí, aunque parezca mentira y estemos en pleno julio, una brisa demasiado fresca para esta época comenzó a colarse por el recinto, haciendo temer que no llegaríamos a ver la actuación final. Afortunadamente no fue así y con más retraso del esperado aún pudimos ver al siguiente en comparecer sobre el escenario: Lenny Kravitz.
El arranque no fue prometedor: tras los primeros compases dejó desconcertado al personal con un ramalazo de divo endiosado y estuvo unos minutos quejándose del humo que le molestaba, supuestamente procedente de las primeras filas. Afortunadamente a partir de ahí se centró en lo que debía y con un sonido espectacular dejó perlas de su discografía como "American woman", "Fly away" o, ya para cerrar, "Are you gonna go my way", todo ello salpicado de carreras entre el público y subidas a las vallas junto a la mesa de sonido.
Y ya no dio para más este primer Rock in Rio en España. Bueno, sí para quien se quedara a la sesión de DJ Tiësto, algo que esta vez no pudo ser para los aquí firmantes. Se cerraba así un festival con nota alta en cuanto a instalaciones, sonido y algunos nombres del cartel, pero también con algunas asignaturas pendientes de organización y hostelería.
Habrá que ver si se resuelven dentro de dos años, en una edición en la que, para alegría de los amantes de los sonidos más duros, una de las jornadas estará dedicada por entero al hard rock. Si no es así, pidan explicaciones a Roberto Medina, el fundador del festival.
Fotos: www.estudioslaluna.com
domingo, julio 06, 2008
Recuperaron la forma
Muy poco se parecen estos The Police que acaban de pasar por el Rock in Rio de los que vimos por el mes de septiembre en el Estadio Olímpico de Montjuïch en Barcelona. Aquel fue un concierto correcto aunque bastante soso. Lo de anoche en Arganda fue un auténtico espectáculo.
Las cerca de 78.000 personas que se agolparon a eso de las 0.15 ya del domingo delante del escenario Rock in Rio no se imaginaban que la actuación de los veteranos fuera a ser tan impecable. Salió el trío comandado por Sting y empezaron fuerte. El primer tema de la noche fue uno de esos hits que marcaron época: "Message in a bottle".
La gente no cabía de gozo con este inicio y los británicos se ganaron a todo el público desde el primer acorde. Siguieron "Walking on the moon" y "Demolition man" como aviso de lo que vendría durante las casi dos horas de concierto que ofrecieron The Police a los que se notaba mucho más conjuntados que en aquel concierto de Barcelona y mucho más próximos entre ellos.
Sting se acercaba constantemente a tocar junto a Andy Summers y no paró de sonreír en todo el concierto. Además, se atrevió a hablar en castellano a lo largo de toda la actuación, lo que le otorgó una cercanía al público que no vimos en la ciudad condal.
Indudablemente, en esta ocasión el sonido fue infinitamente mejor, pero ya hemos comentado que lo del sonido en el Rock in Rio ha sido una grata sorpresa y uno de los grandes puntos a favor de este festival.
A mitad de repertorio, más o menos, el público volvió a vibrar con "Magic", coreándolo sin cesar y poco después, tras el "Wrapped around your fingers", llegaría el "De do do do, de da da da" y se llegaría al cénit con "Can't stand losing you" con el que se cerraría la primera parte del show.
Aún quedaban los bises, que comenzaron con "Roxanne" y la locura llegó a todos. Tras "King of pain" llegó el turno de "So lonely", con todo el público botando y se despidieron, como ya hicieran en su anterior visita española, con el "Every breath you take", con una audiencia entregadísima.
Pero de allí no se movía nadie. Diez minutos restaban para las 2.00 hora programada para la finalización del concierto de The Police, lo que hacía presagiar que habría un rebis. Y efectivamente, el trío salió entre vítores y aplausos para interpretar "Next to you", la canción que cerraría un concierto magistral.
Antes, Alejandro Sanz había encandilado a sus fans con un repaso a su discografía en apenas una hora. Cayeron temas como "Corazón partío", "Cuando nadie me ve", "Te lo agradezco pero no", "Para que tú no llores" y se marcó un medley con "Mi soledad y yo", "La fuerza del corazón", "Amiga mía" y "Y si fuera ella".
Ciertamente nos queda bastante lejos Alejandro Sanz a los responsables de este programa, pero hay que reconocer que da gusto cuando uno es un auténtico profesional y se sabe rodear de auténticos musicazos. La cosa suena como tiene que sonar e, independientemente del gusto personal de cada uno, se puede llegar a disfrutar de algunos aspectos del concierto.
Tras los All Star del Flamenco con la participación del amigo Antonio Carmona, Rosario, Pitingo y La Negra, llegó el turno de los catalanes Estopa. Pachanga pura y dura. A Estopa los veo como otro grupo de verbena, tal y como dije de El Canto del Loco, pero mientras los de Cornellá hacen pachanga y lo hacen fenomenal, divirtiendo al personal y disfruando ellos, El Canto del Loco quiere hacer rock y se queda en un intento zafio y, por momentos, insultante.
Estopa congregaron a una gran cantidad de público ante el escenario, unos más entregados que otros, y repasaron temas de toda su carrera, aunque "una hora de concierto es poca" para ellos, como reconocía David, el mayor de los hermanos Muñoz. Aún así, tuvieron tiempo de encender a la masa con canciones como "Vino tinto", "Pastillas", "Vientos de tormenta" o "Fuente de energía".
Se marcharon cuando aún quedaba cerca de media hora de actuación y volvieron a hacer un bis con toda la tralla "y sin parar, para que no decaiga", dedicándoles un tema "a los que han levantado este amasijo de hierros". Como hiciera después Alejandro Sanz, Estopa también hizo un medley -debe estar de moda- con canciones como "La raja de tu falda" o "El del medio de los Chichos" y se despidieron con "Tu cachorro" y "Como Camarón", un tema de su primer disco que les llevó a la primera fila del pop nacional.
En el escenario Hot Stage Suzanne Vega nos encandiló con la dulzura de su voz a pesar del fuerte sol que pegaba antes de las 19.00 y nos regaló temas clásicos e inolvidables como "My name is Luca", con la que tuvo el detalle de cantar algunas estrofas traducidas al castellano" y "Tom's diner".
Tras ella, mientras los All Star Flamenco daban palmas en el escenario principal, aparecía el italiano Zucchero, con aire a lo Joe Cocker pero en italiano. La verdad es que el universo Zucchero nos queda muy lejos y de lo que tocó solo conocíamos el "Baila morena", que cantó en castellano, y el "Senza una donna". El concierto, bastante rockero, culminó con "Per colpa di chi".
Fotos: www.estudioslaluna.com
Muy poco se parecen estos The Police que acaban de pasar por el Rock in Rio de los que vimos por el mes de septiembre en el Estadio Olímpico de Montjuïch en Barcelona. Aquel fue un concierto correcto aunque bastante soso. Lo de anoche en Arganda fue un auténtico espectáculo.
Las cerca de 78.000 personas que se agolparon a eso de las 0.15 ya del domingo delante del escenario Rock in Rio no se imaginaban que la actuación de los veteranos fuera a ser tan impecable. Salió el trío comandado por Sting y empezaron fuerte. El primer tema de la noche fue uno de esos hits que marcaron época: "Message in a bottle".
La gente no cabía de gozo con este inicio y los británicos se ganaron a todo el público desde el primer acorde. Siguieron "Walking on the moon" y "Demolition man" como aviso de lo que vendría durante las casi dos horas de concierto que ofrecieron The Police a los que se notaba mucho más conjuntados que en aquel concierto de Barcelona y mucho más próximos entre ellos.
Sting se acercaba constantemente a tocar junto a Andy Summers y no paró de sonreír en todo el concierto. Además, se atrevió a hablar en castellano a lo largo de toda la actuación, lo que le otorgó una cercanía al público que no vimos en la ciudad condal.
Indudablemente, en esta ocasión el sonido fue infinitamente mejor, pero ya hemos comentado que lo del sonido en el Rock in Rio ha sido una grata sorpresa y uno de los grandes puntos a favor de este festival.
A mitad de repertorio, más o menos, el público volvió a vibrar con "Magic", coreándolo sin cesar y poco después, tras el "Wrapped around your fingers", llegaría el "De do do do, de da da da" y se llegaría al cénit con "Can't stand losing you" con el que se cerraría la primera parte del show.
Aún quedaban los bises, que comenzaron con "Roxanne" y la locura llegó a todos. Tras "King of pain" llegó el turno de "So lonely", con todo el público botando y se despidieron, como ya hicieran en su anterior visita española, con el "Every breath you take", con una audiencia entregadísima.
Pero de allí no se movía nadie. Diez minutos restaban para las 2.00 hora programada para la finalización del concierto de The Police, lo que hacía presagiar que habría un rebis. Y efectivamente, el trío salió entre vítores y aplausos para interpretar "Next to you", la canción que cerraría un concierto magistral.
Antes, Alejandro Sanz había encandilado a sus fans con un repaso a su discografía en apenas una hora. Cayeron temas como "Corazón partío", "Cuando nadie me ve", "Te lo agradezco pero no", "Para que tú no llores" y se marcó un medley con "Mi soledad y yo", "La fuerza del corazón", "Amiga mía" y "Y si fuera ella".
Ciertamente nos queda bastante lejos Alejandro Sanz a los responsables de este programa, pero hay que reconocer que da gusto cuando uno es un auténtico profesional y se sabe rodear de auténticos musicazos. La cosa suena como tiene que sonar e, independientemente del gusto personal de cada uno, se puede llegar a disfrutar de algunos aspectos del concierto.
Tras los All Star del Flamenco con la participación del amigo Antonio Carmona, Rosario, Pitingo y La Negra, llegó el turno de los catalanes Estopa. Pachanga pura y dura. A Estopa los veo como otro grupo de verbena, tal y como dije de El Canto del Loco, pero mientras los de Cornellá hacen pachanga y lo hacen fenomenal, divirtiendo al personal y disfruando ellos, El Canto del Loco quiere hacer rock y se queda en un intento zafio y, por momentos, insultante.
Estopa congregaron a una gran cantidad de público ante el escenario, unos más entregados que otros, y repasaron temas de toda su carrera, aunque "una hora de concierto es poca" para ellos, como reconocía David, el mayor de los hermanos Muñoz. Aún así, tuvieron tiempo de encender a la masa con canciones como "Vino tinto", "Pastillas", "Vientos de tormenta" o "Fuente de energía".
Se marcharon cuando aún quedaba cerca de media hora de actuación y volvieron a hacer un bis con toda la tralla "y sin parar, para que no decaiga", dedicándoles un tema "a los que han levantado este amasijo de hierros". Como hiciera después Alejandro Sanz, Estopa también hizo un medley -debe estar de moda- con canciones como "La raja de tu falda" o "El del medio de los Chichos" y se despidieron con "Tu cachorro" y "Como Camarón", un tema de su primer disco que les llevó a la primera fila del pop nacional.
En el escenario Hot Stage Suzanne Vega nos encandiló con la dulzura de su voz a pesar del fuerte sol que pegaba antes de las 19.00 y nos regaló temas clásicos e inolvidables como "My name is Luca", con la que tuvo el detalle de cantar algunas estrofas traducidas al castellano" y "Tom's diner".
Tras ella, mientras los All Star Flamenco daban palmas en el escenario principal, aparecía el italiano Zucchero, con aire a lo Joe Cocker pero en italiano. La verdad es que el universo Zucchero nos queda muy lejos y de lo que tocó solo conocíamos el "Baila morena", que cantó en castellano, y el "Senza una donna". El concierto, bastante rockero, culminó con "Per colpa di chi".
Fotos: www.estudioslaluna.com
sábado, julio 05, 2008
Las reinas de la noche
Llegó el segundo y definitivo fin de semana de Rock in Rio en Madrid con una mucho mayor afluencia del pública que las primeras jornadas. Unas 75.000 personas, según datos oficiales, acudieron el viernes a mover sus caderas al ritmo de Shakira o a embelesarse con la voz de la polémica Amy Winehouse, que sin duda fueron las reinas de la noche.
Gran expectación había por ver a Amy Winehouse en el Rock in Rio madrileño y una gran marea humana bajaba hacia el escenario Mundo minutos antes de las 21.00 horas. Una hora antes Amy había aterrizado en Madrid y fue directa desde Barajas a su camerino, donde le esperaban un catering específico compuesto por jengibre, limas, limones, miel, frutas, ensaladas, yogures variados, pan de pita, humus y pan de cebolla.
Lamentablemente, la percepción que me llegaba era que la expectación creada era más por ver el estado en el que aparecía sobre el escenario que por su música. Y creo que la sugestión del público les hizo ver una Amy en peor estado del que salió, por los comentarios que oía a mi alrededor.
Seguro que salió con alguna copa de más, pero seguro que no muchas más que otros artistas al salir a escena.
En lo musical, que es lo que a nosotros nos importa, cumplió con creces. Aunque creo que un espectáculo como el que presenta Winehouse se desluce mucho en un festival, lo cierto es que el sonido fue impecable y ella cantó de vicio.
Vestida con un sugerente vestido dorado y unos tacones que daban vértigo - de hecho tuvo que cambiárselos por unos zapatos de suela plana antes del cuarto tema y tras la rotura de uno de los tacones -, Amy no recuperó ni un solo tema de su álbum de debut "Frank" y arrancó su actuación con "Addicted".
Los primeros vítores del público llegaron con el tema que da título a su segundo trabajo, el brillante "Back to Black", y le siguieron "Wake up alone", "Some unholy war", "Love is a losing game" y "Hey littler rich girl". Tras ellos llegó la segunda versión de la noche -ya antes había interpretado el "Cupid" de Sam Cook, y ahora era el "I have a message to you Rudy" de The Specials pero el público con el tema con el que volvió a encenderse fue con el quemado por las emisoras de radio "Rehab".
Para el final, Amy dejó "Me and Mr. Jones", "Valerie" y un muy buen sabor de boca antes de tomar de nuevo a las 23.00 un vuelo para volver a casa.
La otra otra gran diva de la noche era Shakira que salió deslumbrando y apabullando, metiéndose al público en el bolsillo desde el primer minuto con ese saludo, "¡Buenas noches, campeones de Europa!", y dando muestras de su humanidad al recordar y dedicar un tema a la recién liberada Ingrid Bethancourt y a todos los liberados colombianos.
El público se volvió loco al ritmo del movimiento de caderas de Shakira, un desafío absoluto a la física, y sus cambios de vestuarios, a cada cual más sensual. "Si te vas", "Inevitable" o "La tortura" fueron algunos de los temas que le sirvieron a la colombiana para conquistar Madrid en un derroche de profesionalidad y saber hacer propio de las grandes estrellas del pop.
También recuperó alguno de sus más grandes hits como "Ciega, sordomuda" o "Estoy aquí", y cerró su actuación con el tema en inglés "Hips don't lie", dando paso a los fuegos artificiales que cada noche despiden la jornada en Rock in Rio.
Entre las dos reinas actuó Jamiroquai, que nos hizo bailar a todos al ritmo de su funky resultón, aunque lo cierto es que se ve que por Jay Kay también pasan los años. Eso sí, bailó como el que más y regaló a la audiencia temazos como "Alright", "Cosmic girl", "Deeper underground" o el "Space cowboy" con el que cerró su actuación.
El otro grupo que actuó en el escenario principal fue el de los galeses Stereophonics, que pusieron el punto de rock de la noche. La banda liderada por Kelly Jones protagonizó un buen concierto, correcto, pero sin grandes alardes ni florituras. Cayeron temas imprescindibles en su setlist como "Mr. Writer", "It means nothing" o "Maybe tomorrow" y se marcharon tras felicitar a la audiencia por el reciente éxito de nuestra selección de fútbol en la Eurocopa con el que posiblemente sea el mejor tema que han escrito hasta la fecha, "Dakota".
Por el escenario Hot Stage pasaron el grupo de hip hop cubano Orishas que puso a todo el mundo a bailar a su son, aunque la audiencia ya venía caldeadita gracias a la rumba desenfadada de Los Delinquüentes.
PD: No pongo vídeos porque los de mejor calidad son los tomados de La 2 de TVE, pero como los comentaristas son tan malos me niego a ponerlos.
Fotos: www.estudiolaluna.com
Llegó el segundo y definitivo fin de semana de Rock in Rio en Madrid con una mucho mayor afluencia del pública que las primeras jornadas. Unas 75.000 personas, según datos oficiales, acudieron el viernes a mover sus caderas al ritmo de Shakira o a embelesarse con la voz de la polémica Amy Winehouse, que sin duda fueron las reinas de la noche.
Gran expectación había por ver a Amy Winehouse en el Rock in Rio madrileño y una gran marea humana bajaba hacia el escenario Mundo minutos antes de las 21.00 horas. Una hora antes Amy había aterrizado en Madrid y fue directa desde Barajas a su camerino, donde le esperaban un catering específico compuesto por jengibre, limas, limones, miel, frutas, ensaladas, yogures variados, pan de pita, humus y pan de cebolla.
Lamentablemente, la percepción que me llegaba era que la expectación creada era más por ver el estado en el que aparecía sobre el escenario que por su música. Y creo que la sugestión del público les hizo ver una Amy en peor estado del que salió, por los comentarios que oía a mi alrededor.
Seguro que salió con alguna copa de más, pero seguro que no muchas más que otros artistas al salir a escena.
En lo musical, que es lo que a nosotros nos importa, cumplió con creces. Aunque creo que un espectáculo como el que presenta Winehouse se desluce mucho en un festival, lo cierto es que el sonido fue impecable y ella cantó de vicio.
Vestida con un sugerente vestido dorado y unos tacones que daban vértigo - de hecho tuvo que cambiárselos por unos zapatos de suela plana antes del cuarto tema y tras la rotura de uno de los tacones -, Amy no recuperó ni un solo tema de su álbum de debut "Frank" y arrancó su actuación con "Addicted".
Los primeros vítores del público llegaron con el tema que da título a su segundo trabajo, el brillante "Back to Black", y le siguieron "Wake up alone", "Some unholy war", "Love is a losing game" y "Hey littler rich girl". Tras ellos llegó la segunda versión de la noche -ya antes había interpretado el "Cupid" de Sam Cook, y ahora era el "I have a message to you Rudy" de The Specials pero el público con el tema con el que volvió a encenderse fue con el quemado por las emisoras de radio "Rehab".
Para el final, Amy dejó "Me and Mr. Jones", "Valerie" y un muy buen sabor de boca antes de tomar de nuevo a las 23.00 un vuelo para volver a casa.
La otra otra gran diva de la noche era Shakira que salió deslumbrando y apabullando, metiéndose al público en el bolsillo desde el primer minuto con ese saludo, "¡Buenas noches, campeones de Europa!", y dando muestras de su humanidad al recordar y dedicar un tema a la recién liberada Ingrid Bethancourt y a todos los liberados colombianos.
El público se volvió loco al ritmo del movimiento de caderas de Shakira, un desafío absoluto a la física, y sus cambios de vestuarios, a cada cual más sensual. "Si te vas", "Inevitable" o "La tortura" fueron algunos de los temas que le sirvieron a la colombiana para conquistar Madrid en un derroche de profesionalidad y saber hacer propio de las grandes estrellas del pop.
También recuperó alguno de sus más grandes hits como "Ciega, sordomuda" o "Estoy aquí", y cerró su actuación con el tema en inglés "Hips don't lie", dando paso a los fuegos artificiales que cada noche despiden la jornada en Rock in Rio.
Entre las dos reinas actuó Jamiroquai, que nos hizo bailar a todos al ritmo de su funky resultón, aunque lo cierto es que se ve que por Jay Kay también pasan los años. Eso sí, bailó como el que más y regaló a la audiencia temazos como "Alright", "Cosmic girl", "Deeper underground" o el "Space cowboy" con el que cerró su actuación.
El otro grupo que actuó en el escenario principal fue el de los galeses Stereophonics, que pusieron el punto de rock de la noche. La banda liderada por Kelly Jones protagonizó un buen concierto, correcto, pero sin grandes alardes ni florituras. Cayeron temas imprescindibles en su setlist como "Mr. Writer", "It means nothing" o "Maybe tomorrow" y se marcharon tras felicitar a la audiencia por el reciente éxito de nuestra selección de fútbol en la Eurocopa con el que posiblemente sea el mejor tema que han escrito hasta la fecha, "Dakota".
Por el escenario Hot Stage pasaron el grupo de hip hop cubano Orishas que puso a todo el mundo a bailar a su son, aunque la audiencia ya venía caldeadita gracias a la rumba desenfadada de Los Delinquüentes.
PD: No pongo vídeos porque los de mejor calidad son los tomados de La 2 de TVE, pero como los comentaristas son tan malos me niego a ponerlos.
Fotos: www.estudiolaluna.com
jueves, julio 03, 2008
Poquita la broma
Esa es la expresión que nos salía de la boca al terminar la primera jornada del Rock in Rio con una actuación realmente sublime del señor Neil Young. El concierto ofrecido por el canadiense fue realmente espectacular, una auténtica oda al rock y puro sentimiento.
Las 50.000 personas que se congregaron ante el escenario Mundo del festival brasileño que por primera vez se celebra en España disfrutaron de lo lindo ante la magia que salía de la guitarra de Neil Young convirtiendo los sentimiendos en notas musicales.
Lo de Young fue un auténtico recital de fuerza, temple y saber hacer, y una auténtica lección de rock and roll para los más jóvenes. Casi dos horas duró su actuación, que comenzó con retraso -algo que agradecimos, pues las relaciones públicas nos entretuvieron más de la cuenta y llegamos con el concierto empezado-, en la que hubo tiempo para disfrutar de auténticos temazos.
El bueno de Neil repasó toda su discografía, desde "Cinnamon girl" hasta hasta "Spirit Road". Así, cayeron temas como "Heart of gold", "Too far gone", "Get back to the country" o "Words", que ponía el punto final a la primera parte de un concierto realmente grandioso, donde el desarrollo de los temas -alargando algunos hasta los quince minutos aproximadamente, hacía llegar al éxtasis a más de uno.
Para el bis reservó un gran "No hidden path" pero no tuvo más remedio que volver a salir al escenario para hacer un rebis único, una versión del "A day in a life" de The Beatles, con un sonido absolutamente americano y que concluyó con Neil cogiendo el teléfono rojo después de haber roto alguna que otra cuerda de su guitarra.
Antes de la actuación del canadiense pudimos disfrutar de grandes artistas. El primer grupo al que vimos sobre los escenario fue The Right Ons, que sonaron realmente espectacular.
Y es que una cosa hay que agradecer a la organización y es el gran cuidado en la selección del equipo, el diseño de los escenario y, en definitiva, el recinto que han llamado la Ciudad del Rock, un espacio pensado para estas actividades y que, si no fuera por la ausencia total de sombras, sería casi perfecto para la celebración de un festival.
The Right Ons sonaron absolutamente contundentes, dando argumentos al apellido rockero del festival y consiguiendo que, a las 19.00 y con un sol de justicia, la gente se levantara y bailara sin parar. Y ellos lo agradecieron con un regalito: al final del concierto lanzaron maracas para que el público les ayudara con las últimas canciones -servidor pilló la primera al vuelo y con la izquierda, pero luego se perdió en la noche... y es que la noche me confunde, ya saben-.
Tras los madrileños nos fuimos a ver el primer nombre gordo del cartel, a Alanis Morissette. La canadiense se presentó en plena forma y acompañada por una muy buena banda. Las canadiense presentó las canciones de su último disco "Flavors of entaglement", aderezadas con algunos clásicos como "All I really want", "Moratorium" o "Ironic", que fueron las canciones más coreadas por el público.
Tras Alanis disfrutamos con la música del hawaiano Jack Johnson. El cantautor americano propuso la puesta de escena más sobria del escenario mundo. Acompañado por cuatro músicos, se metió al público en el bolsillo con su aire sencillo y con temas como "Hope", "Sleep though the static" o "Go on", pertenecientes a su último trabajo, y otras más antiguas como "Staple it together", "Flake" o "Inaudible melodies".
El artista español de la noche fue Manolo García, que logró congregar a miles de personas ante el escenario Mundo para presentar las canciones de su nuevo trabajo, "Saldremos a la lluvia". La actuación del catalán fue sobresaliente, metiéndose al público en el bolsillo desde el minuto uno con "Provincia de río negro".
Fueron cayendo temas de su carrera en solitario pero el público, lo que más disfrutó sin duda fueron los temas de El Último de la Fila, que repescó en la recta final del concierto. Así, "Insurrección" fue uno de los temas más coreados.
Y enfilando el final del concierto, Manolo García se dio todo un baño de multitudes cuando bajó a recorrer a la carrera toda la zona del público. Concluyó con "A San Fernando", en una versión que terminaba, según palabras de nuestro colega Gallardo, "como Layabouts".
Lo peor ya ha pasado
La segunda jornada del Rock in Rio no se presentaba muy alentadora. Estilísticamente, pocos grupos se acercaban a nuestro universo, concretamente dos. Los primeros eran Standard. Los vizcaínos me dejaron un gran sabor de boca el pasado Contempopranea. Sin embargo, en la ciudad del rock de Arganda se encargaron de amargar aquel regusto con un concierto -al menos el final, que es lo que llegamos a ver, más ruido que otra cosa. Quizá influyó también la estampa que nos econtramos allí, lleno de macarrillas sin camiseta saltando al mismo ritmo todas las canciones e incluso bailando cuando no sonaba nada.
Tras ellos unos aburridísimos Mando Diao hicieron las delicias de los super fan mientras los demás observábamos cómo alguno de los suecos que se había despojado de la camiseta ante el sol de justicia que caía a esas horas iba cambiando de color blanco nieve a rojo cangrejo. Poco más que añadir a su actuación.
Pasadas las 21.00 salía al escenario Mundo Carlinhos Brown con toda su troupe en la que fue la actuación de la noche. Todo alegría y jolgorio, hizo bailar a las miles de personas allí congregadas hasta la saciedad. El mejor momento fue cuando se enfundó la elástica de la selección española y presagió la victoria en la final de Viena ante Alemania (¡España, España!).
Una vez pasó el brasileño por el escenario, lo que quedaba de noche fue un suplicio. Solo aguantamos tres canciones de Tokio Hotel, un grupo de adolescentes imberbes que ni tocan ni cantan ni ellos mismos se creen su actitud. Y para rematar El Canto del Loco, a los que escuchábamos mientras degustábamos, tras pasar por la carpa electrónica, una jugosa pizza en la zona de hostelería. La verdad es que desde la distancia parecían totalmente una banda de verbena.
Terminadas las pizzas nos marchamos y escuchamos el final de la noche a través de la emisora oficial del festival, Cadena 100. Madre mía con los comentaristas... vaya retransmisión, pa mear y no echar gota. Casi tan mala como la de TVE...
Esa es la expresión que nos salía de la boca al terminar la primera jornada del Rock in Rio con una actuación realmente sublime del señor Neil Young. El concierto ofrecido por el canadiense fue realmente espectacular, una auténtica oda al rock y puro sentimiento.
Las 50.000 personas que se congregaron ante el escenario Mundo del festival brasileño que por primera vez se celebra en España disfrutaron de lo lindo ante la magia que salía de la guitarra de Neil Young convirtiendo los sentimiendos en notas musicales.
Lo de Young fue un auténtico recital de fuerza, temple y saber hacer, y una auténtica lección de rock and roll para los más jóvenes. Casi dos horas duró su actuación, que comenzó con retraso -algo que agradecimos, pues las relaciones públicas nos entretuvieron más de la cuenta y llegamos con el concierto empezado-, en la que hubo tiempo para disfrutar de auténticos temazos.
El bueno de Neil repasó toda su discografía, desde "Cinnamon girl" hasta hasta "Spirit Road". Así, cayeron temas como "Heart of gold", "Too far gone", "Get back to the country" o "Words", que ponía el punto final a la primera parte de un concierto realmente grandioso, donde el desarrollo de los temas -alargando algunos hasta los quince minutos aproximadamente, hacía llegar al éxtasis a más de uno.
Para el bis reservó un gran "No hidden path" pero no tuvo más remedio que volver a salir al escenario para hacer un rebis único, una versión del "A day in a life" de The Beatles, con un sonido absolutamente americano y que concluyó con Neil cogiendo el teléfono rojo después de haber roto alguna que otra cuerda de su guitarra.
Antes de la actuación del canadiense pudimos disfrutar de grandes artistas. El primer grupo al que vimos sobre los escenario fue The Right Ons, que sonaron realmente espectacular.
Y es que una cosa hay que agradecer a la organización y es el gran cuidado en la selección del equipo, el diseño de los escenario y, en definitiva, el recinto que han llamado la Ciudad del Rock, un espacio pensado para estas actividades y que, si no fuera por la ausencia total de sombras, sería casi perfecto para la celebración de un festival.
The Right Ons sonaron absolutamente contundentes, dando argumentos al apellido rockero del festival y consiguiendo que, a las 19.00 y con un sol de justicia, la gente se levantara y bailara sin parar. Y ellos lo agradecieron con un regalito: al final del concierto lanzaron maracas para que el público les ayudara con las últimas canciones -servidor pilló la primera al vuelo y con la izquierda, pero luego se perdió en la noche... y es que la noche me confunde, ya saben-.
Tras los madrileños nos fuimos a ver el primer nombre gordo del cartel, a Alanis Morissette. La canadiense se presentó en plena forma y acompañada por una muy buena banda. Las canadiense presentó las canciones de su último disco "Flavors of entaglement", aderezadas con algunos clásicos como "All I really want", "Moratorium" o "Ironic", que fueron las canciones más coreadas por el público.
Tras Alanis disfrutamos con la música del hawaiano Jack Johnson. El cantautor americano propuso la puesta de escena más sobria del escenario mundo. Acompañado por cuatro músicos, se metió al público en el bolsillo con su aire sencillo y con temas como "Hope", "Sleep though the static" o "Go on", pertenecientes a su último trabajo, y otras más antiguas como "Staple it together", "Flake" o "Inaudible melodies".
El artista español de la noche fue Manolo García, que logró congregar a miles de personas ante el escenario Mundo para presentar las canciones de su nuevo trabajo, "Saldremos a la lluvia". La actuación del catalán fue sobresaliente, metiéndose al público en el bolsillo desde el minuto uno con "Provincia de río negro".
Fueron cayendo temas de su carrera en solitario pero el público, lo que más disfrutó sin duda fueron los temas de El Último de la Fila, que repescó en la recta final del concierto. Así, "Insurrección" fue uno de los temas más coreados.
Y enfilando el final del concierto, Manolo García se dio todo un baño de multitudes cuando bajó a recorrer a la carrera toda la zona del público. Concluyó con "A San Fernando", en una versión que terminaba, según palabras de nuestro colega Gallardo, "como Layabouts".
Lo peor ya ha pasado
La segunda jornada del Rock in Rio no se presentaba muy alentadora. Estilísticamente, pocos grupos se acercaban a nuestro universo, concretamente dos. Los primeros eran Standard. Los vizcaínos me dejaron un gran sabor de boca el pasado Contempopranea. Sin embargo, en la ciudad del rock de Arganda se encargaron de amargar aquel regusto con un concierto -al menos el final, que es lo que llegamos a ver, más ruido que otra cosa. Quizá influyó también la estampa que nos econtramos allí, lleno de macarrillas sin camiseta saltando al mismo ritmo todas las canciones e incluso bailando cuando no sonaba nada.
Tras ellos unos aburridísimos Mando Diao hicieron las delicias de los super fan mientras los demás observábamos cómo alguno de los suecos que se había despojado de la camiseta ante el sol de justicia que caía a esas horas iba cambiando de color blanco nieve a rojo cangrejo. Poco más que añadir a su actuación.
Pasadas las 21.00 salía al escenario Mundo Carlinhos Brown con toda su troupe en la que fue la actuación de la noche. Todo alegría y jolgorio, hizo bailar a las miles de personas allí congregadas hasta la saciedad. El mejor momento fue cuando se enfundó la elástica de la selección española y presagió la victoria en la final de Viena ante Alemania (¡España, España!).
Una vez pasó el brasileño por el escenario, lo que quedaba de noche fue un suplicio. Solo aguantamos tres canciones de Tokio Hotel, un grupo de adolescentes imberbes que ni tocan ni cantan ni ellos mismos se creen su actitud. Y para rematar El Canto del Loco, a los que escuchábamos mientras degustábamos, tras pasar por la carpa electrónica, una jugosa pizza en la zona de hostelería. La verdad es que desde la distancia parecían totalmente una banda de verbena.
Terminadas las pizzas nos marchamos y escuchamos el final de la noche a través de la emisora oficial del festival, Cadena 100. Madre mía con los comentaristas... vaya retransmisión, pa mear y no echar gota. Casi tan mala como la de TVE...
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