martes, octubre 21, 2008

Las hadas existen


Y dos de ellas se pasaron el pasado lunes por la sala Caracol. O casi. Porque no se me ocurre otra forma más de explicar lo vivido en un día de la semana tan poco propicio para celebrar un concierto (en dura pugna con el domingo), una de esas veladas "delicatessen" que se tarda tiempo en olvidar. Pongámonos en antecedentes.

Concurrían en un doble cartel y como última parada de la gira de presentación del Festival Wintercase (que por cierto, ha cerrado definitivamente el listado de artistas con la incorporación de Maga) dos bandas con varios aspectos en común: My Brightest Diamond y Clare & The Reasons. Ambas son de Nueva York, proyectos personales de solistas femeninas con voces prodigiosas y, esto último lo descubrimos esa noche, comparten hasta los mismos músicos: una joven al violonchelo, otra a la viola y un tercero multiinstrumentista (violín, flauta y teclado y físicamente clon de nuestro Richi de Nixon y La Costa Brava).

Eran poco más de las ocho y media cuando se subían a escena Clare Muldaur y "Sus Razones", vestidos todos de rojo de arriba a abajo y con el difícil papel de enfrentarse a un recinto con apenas unas decenas de espectadores. Pero eso no fue óbice para dejar maravillados a todos. Como si nos hubiéramos trasladado por arte de magia varias décadas atrás, por ejemplo a la edad de oro de los musicales de Hollywood, aquello fue un recital de composiciones delicadas y sorprendentes ambientaciones.

Sólo dos canciones gemelas como "Pluto" y la afrancesada "Pluton" ya merecen descubrir a esta artista y conseguir el disco en el que aparecen, titulado, no podía ser de otra forma, "The movie".

Pero es que además fue capaz de sorprender con una increíble versión del ochentero éxito "Everybody wants to rule the world" de los reivindicables Tears for Fears y una más desconcertante revisitación del "Over the rainbow" popularizada por Judy Garland en el Mago de Oz, sólo que en esta ocasión con el nombre del candidato demócrata Obama como única palabra repetida a lo largo de la canción.

Cerró con una ensoñadora "Cook for you" que sólo el maldito y molesto zumbido que comenzó a salir de uno de los altavoces de la sala consiguió enturbiar (manchando así también la reputación del que para mí es probablemente el mejor recinto de medio aforo para escuchar música en vivo en la capital, sobre todo con la poca oferta de sitios así por esta latitud).

Si el aperitivo había sido bueno, lo que llegaba a continuación iba a ser otro directo de aúpa. Con el blanco y negro como únicos colores en el vestuario de los artistas llegaba el momento de descubrir cómo se las gasta en directo Shara Worden, artífice de ese ingenio musical que es My Brightest Diamond. La cosa comenzó fuerte, con la maravillosa "Golden star", que junto a "Dragonfly", interpretada unos minutos después, figuran entre lo mejor de su segundo álbum "Tear it down".

Fue un poco más de una hora en la que el medio aforo que presentaba la sala quedó absorto ante la magia que desprendía todo lo que allí se vivió. Definir su música es difícil, pero puede servir pensar en unas Coco Rosie desprendidas de todo lo modernillo de postín pero con sus recursos operísticos intactos fundidas estilísticamente con toda una PJ Harvey.

Y qué decir por ejemplo del momento que cerró el primer tramo de actuación, una emocionante "From the top of the world" de su último disco "A thousand shark's teeth" con ella sola a la guitarra y el resto de músicos interpretando la canción con marionetas y más efectos visuales, tal y como aparece en el vídeo del mismo tema.

Aún hubo tiempo para dos bises, el primero al que se unió Clare Muldaur y con el que consiguieron que la sala coreara el "la, la, la" del estribillo y un último más eléctrico con Shara de nuevo sola frente al peligro. Toda una delicia de noche en la que se agradeció el respeto y silencio durante las canciones (ayudó que la sala no estuviera ni mucho menos llena) y la entrega de los músicos, que también vivían una noche especial, ya que después de dos meses de gira abandonaban Europa y volvían a Estados Unidos.

1 comentario:

Alana dijo...

Pequeña observación: además de las artistas y grupos mencionados en la crítica, creo que la voz de Shara de My Brightest Diamond, en las notas graves, tiene cierto aire a la de Beth Gibbons (de Portishead). Bueno, y las dos se parecen en que tienen un registro de tonos increíble...