jueves, octubre 30, 2008

Crónica debida

Os debíamos la crónica del festival A cara de perro. Por diversos motivos no la hemos podido colgar hasta ahora, pero aquí está.

Elite punk


El miércoles 8 de octubre se celebró en la madrileña sala Heineken el A Cara de Perro Music Festival 2008 (ACP) con un cartel apetitoso para los que gustamos de todas las ramificaciones de ese punk ultrabailable que nos lleva dando en la cabeza desde que desde Nueva York, capitaneados por James Murphy, decidieran recordarnos lo que molan los 80.

Me dais poca, el dúo formado por Pilar Iglesias y Santos Neri, fue el encargado de acompañar el primer mini con su fórmula “tecnopop protesta”. Ya lo dijo el profeta J que volvería la canción protesta, lo que no sabíamos alguno es que volvería acompañada de syntes y ritmos de pataleta. Disfrutamos con alguna joyita del pasado pero su último trabajo, “Administradorrr Ep” con portada al más puro estilo Ska-P, fue la columna vertebral de un concierto que divirtió y que sirvió de perfecto entrante al ACP, ese oasis electrónico en el largo viaje que supone una gris semana de otoño en la capital.

Dwomo, la propuesta de los madrileños Jorge Lorán y Antonio Iglesias, no deja indiferente a nadie y es que la experiencia es un grado. Demostraron que también ellos dos solos (en ocasiones gustan de ir acompañados por algún músico extra) saben dar lo que su estilo les exige. Para ello, nada mejor que toda clase de instrumentos y aparatos electrónicos. Al más puro estilo deshollinador de Mary Poppins tuvimos oportunidad de ver saltos hacia la batería mientras se toca estirado un teclado o agitar unas maracas a la vez que se toca la guitarra, todo a la vez y sin despeinarse. Su canción “Bingo” fue la encargada de cerrar, tema fetiche en las actuaciones en vivo que seguro es también una de las preferidas por el público nipón. Una actuación en la que lo único que faltó fue un poco más de ambiente en una sala que seguía sin estar ni medio llena.

Triángulo de Amor Bizarro dio paso al episodio más ruidoso de la noche. No me queda más remedio que tirar de tópico y decir que es una promesa cumplida. Los gallegos doman las guitarras e invaden la atmósfera de impurezas sónicas que rebotan una y otra vez contra los oídos más ávidos de ruido. El estreno de nuevos temas fue lo más destacado de un bolo que suena muy bien después de un duro año de gira pero que ya pide un paso más hacia adelante.

Y ahí es donde llegan los niños buenos de Delorean para cerrar ya pasada la medianoche. Algunos entre el público se deshicieron de su cazadora y se acercaron al escenario, en un intento de dar calor a una sala que no terminó de estar a la misma temperatura de lo que se percibía sobre las tablas. La actuación: un viaje hacia un post-punk cada vez más desnudo y mecánico donde las canciones se suceden una tras otra en algo que comienza a parecerse mucho a una sesión, con unas voces y letras muy sampleras que se quedan en segundo plano frente a esa locomotora sónica que evocan los de Zarautz.

Con la propuesta de Delorean se cerró la primera edición del ACP, que casi pasa por ser un festival de punk para las elites a tenor de unos precios prohibitivos (23€ entrada anticipada y 26€ en taquilla por ver a unos grupos que se han recorrido la piel de toro varias veces en los últimos tiempos y que en tiempos de crisis se nota más que nunca). Quizás por ello el descalabro en cuanto a la asistencia de público (no superaría las 150 personas), que dejó una primera línea de playa vacía. Con estos precios casi sale más barato ir a la ópera.

FDR

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