lunes, abril 23, 2007

…Y echo de menos a alguien especial…


Olvidamos la cámara y la fotografía está hecha con el móvil. Pedimos disculpas por la mala calidad, pero no queríamos dejar el post sin la representación gráfica del concierto.

A eso de las 22.05 salía al escenario la remozada formación de La Costa Brava (David y Richi sustituyen a Eloy y Dani) en un Neu! Club que presentaba unos tres cuartos de entrada, magnífico aforo teniendo en cuenta que en la tele estaban retransmitiendo el Real Madrid-Valencia (acabaron ganando los merengues por 2-1 y siguen como aspirantes al título… Quién se lo iba a decir hace cuatro meses).

La Costa Brava dieron un auténtico conciertazo, posiblemente de los mejores que les hayamos visto. Siempre tuvieron dificultades para ensayar, viviendo cada uno en una ciudad, pero ahora lo han tenido más fácil y éste era el octavo concierto de presentación de su último disco, “Velocidad de crucero”.

Comenzaron con una mirada al pasado con “Dos Ostras”, “Natalia Verbeke”, “Boy Scout Ninja” y “Déjese querer por una loca”, y no fue hasta la quinta canción cuando se escuchó el primer tema que sonaría del nuevo disco, “Natasha Kampush”.

El concierto fue repasando las canciones de este “Velocidad de crucero” con dosis de sus anteriores trabajos para un público completamente entregado y encendido. La reacción del respetable era igual de ferviente para los temas nuevos como para los antiguos aunque sí que es verdad que hay algunos títulos que hacen corear más vítores que otros. A saber, “El cumpleaños de Ronaldo”, “Adoro a las pijas” o “Treinta y tres”. Ésta última caería en los bises.

Nos sorprendió muchísimo el público y pudimos comprobar que La Costa Brava va sumando adeptos a su legión de fans, que no dejan de cantar ni un solo minuto, cada vez con más pasión.

Nuestra canción favorita del nuevo disco, “Justicia poética”, fue bien aplaudida por el público y en directo a mí me pareció mucho más eléctrica, más cañera que en el disco, aunque el otro Javier definió la ejecución sobre las tablas como “más intensa”.

El final de la primera parte llegó con la versión de Los Módulos de “Nada importa”, que creo que responde perfectamente a esa declaración de intenciones, a esa filosofía de vida que enarbola La Costa Brava en sus canciones de disfrutar el momento, de vivir la vida y ser felices…

Por supuesto que hubo bises. Cinco, ni más ni menos. Éstos fueron “Sábado”, “Nada más”, “Treinta y tres”, “Hospital” y “Canción de regalo”. En “Hospital”, que canta Fran, Sergio Algora se bajo a ver a sus compañeros desde el público y al subir reconoció: “Jo, ¡qué buenos son!”.

Y “Canción de regalo” fue para tocar la fibra. Posiblemente sea mi canción favorita de La Costa Brava. Me la autorregalé el día de mi cumpleaños y en este blog la podéis encontrar en un post anterior para escucharla. También la he regalado en algún otro cumpleaños… (pero qué morro tengo, ¿verdad?).

Cuando fueron a encender las luces y empezar a pincha música una vez concluido el concierto, volvió a salir Fran para hacer los rebises porque allí no se movía nadie. Cogió su Gibson SG y empezó a tocar la versión de “La vida sigue igual” de Julio Iglesias a la guitarra mientras el resto de sus compañeros hacían los coros en ese tema y en “Novias con el pelo largo”, tema que cerró, ya de verdad, un concierto de unos 90 minutos más o menos, un concierto para disfrutar y ser feliz.

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