Por tercer año consecutivo varios artistas y bandas colaboraron con Intermón Oxfam con la intención de despertar conciencias e intentar algo que a priori parece muy complicado, acabar con la pobreza en el mundo. Loable y meritorio en cualquier caso, y merecedor de todo el apoyo que se le pueda dar.
La noche tenía el formato de bloques homogéneos de actuaciones (por similitud estilística o de planteamiento de los nombres que los componían) en el que cada intérprete tocaba tres canciones, preferentemente en formato acústico o casi.
Entre que la cosa comenzó temprano (los horarios obligan si quieres terminar a medianoche), los saludos de rigor a algún ex compañero de fatigas colegiales y que al principio no salía la artillería pesada, sólo recuerdo del arranque los contoneos a lo lejos de Najwa Nimri al ritmo de los graves que salían por altavoces y la aportación de Christina Rosenvinge, que se decantó por temas de su último disco como "La distancia adecuada" (sin Nacho Vegas a los coros) o "Anoche".
El siguiente tramo fue el destinado a un público más comercial o mayoritario. Vimos desfilar primero a un Ariel Rot muy tanguero, que acercó incluso a este terreno el clásico de Los Rodríguez "Hace calor", haciendo una versión imposible del mismo.
De cantante argentino a uruguayo: le siguió Jorge Drexler, solo en el escenario con su guitarra y dejando temas tan conocidos como "Todo se transforma" o la oscarizada "Al otro lado del río", que interpretó a capela como cuando recibió la estatuilla, con algún desafine incluido.
Y llegó después la primera satisfacción de la noche con alguien por quien parece que no pasan los años como Kiko Veneno. Para abrir, el "Memphis blues again" y como despedida, un "Volando voy", que popularizara Camarón pero que fue compuesta por el propio Kiko y donde se le unió Jorge Drexler en la interpretación final. Genio y figura.
Fue el otro gran momento de la noche, en el que llenaron el recinto de la luz que desprenden temas como "(Hola) To see the animals" y sin necesidad de recurrir a ningún gran éxito. Tomaron el relevo Love of Lesbian, en formato dúo y sorprendiendo con una versión a piano y guitarra del "Club de fans de John Boy".
Aunque lo más desacertado fue la pericia del técnico de luces, que ya apuntaba maneras, pero que fue en este momento cuando se dedicó a dirigir los focos situados a ras del escenario directamente al público de pista. Se me escapa la maniobra estética pretendida con este acto más allá de hacer sufrir al respetable y contribuir al deterioro y desprendimiento de las retinas de más de uno.
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