martes, agosto 03, 2010

FIB - Domingo: Choque de culturas y alianza de civilizaciones


Llegó la cuarta jornada de festival. Tres días consecutivos metido una media de 6-7 horas en un mismo recinto y aún con curiosidad por lo que queda por delante. No está mal. Esto es que uno aún tiene arrestos para descubrir nuevas emociones con la música. Y, afortunadamente, el olfato de que todavía quedaban conciertos míticos que sumar a este FIB 2010.

Aunque esto no ocurriría con el que coincidió con la llegada. A The Courteeners he de confesar que no los conozco demasiado, pero tampoco me ofrecieron lo suficiente como para quedarme a ampliar conocimientos. Un quiero y no puedo de parecer una especie de nuevos Arctic Monkeys y sonar como lo hacen una decena de grupos más en este momento (aunque, en descarga suya, este comentario se le podría aplicar a varios más de los que pasaron por Benicassim ese largo de ese fin de semana) y un producto más destinado a las masas inglesas. Al final, rebuscando un poco, creo que salvaría al menos este tema de su actuación.

Justo lo contrario de lo que sucedería unos minutos después, gracias a los norirlandeses Two Door Cinema Club, que han firmado uno de los discos más atractivos del año. Un "Tourist history" repletito de canciones por las que otras bandas matarían para tenerlas como single. Lo suyo es el pop cristalino y optimista, salpicado por guitarras y teclados que les emparentan con nombres como Phoenix o The Postal Service. Prueba de ello, melodías como las incluidas en "I can talk" y su inicio a lo Futureheads o "Come back home".

Y eso que el finde de su primer concierto en España comenzó desastroso para Sam Halliday, el pelirrojo líder de esta jovencísima banda, como confesó al inicio de "What you know". Por supuesto, no se olvidaron de mi favorita del disco, "Something good can work".



Tras esta primera alegría para el cuerpo, cambio total de propuesta con la siguiente actuación. No contaba con ver a Parade en el FIB, pero la caída del cartel de Lilly Allen (por segunda vez, supongo que con suerte se lo pensarán mucho a la hora de traerla nuevamente) motivó una recolocación de horarios y artistas que afectó favorablemente al amigo Antonio Galvañ.

Concierto para seguidores acérrimos al sonido del valenciano que comenzó con temas recientes como "Stephen Hawkin" o "Proyecto Genoma" y dejó un par de perlas: la interpretación solo a piano de ese tremendo cuento que es "Flora Rostrobruno" y una versión del "Vamos a la playa" de los italianos Righeira (al que corresponde este enorme videoclip y que me ha permitido abrir una puerta cerrada de mi infancia para recordar otros éxitos de este dúo transalpino, cumbre del movimiento Italo Disco).

Tras ver suficiente de Parade, era la hora de otros que, estos sí, cumplían con el público del FIB después de fallar el año anterior: Foals. Los de Oxford venían además con nuevo disco bajo el brazo, "Total life forever", que se desmarca por complejidad de su debut "Antidotes". Su directo empezó algo denso, salvo por éxitos como "Cassius", pero se fue aclarando a partir de uno de los mejores temas de su último trabajo, "Spanish Sahara", que incluye uno de los "crescendos" más abrumadores del año.

A partir de ahí, saltó la chispa y la recta final dejó momentos inolvidables como el brutal final con "Electric bloom" con el solista Andrew Mears dándolo todo en la percusión, haciendo demostración de sus dotes de escalada por la estructura lateral (se echan de menos gestos arriesgados como estos, a lo Bono de U2 o a lo Jon Layabouts según cuentan las crónicas del Low Cost, entre tanto líder bisoño y apocado como prima hoy día), poniendo en jaque al personal de seguridad.

Lo que vino después me volvió a dejar algo tibio, quizás también por falta de empatía con el artista en cuestión. Era uno de los nombres de la noche, pero con Dizee Rascal me volví a sentir fuera de juego y forastero entre tanto británico. Por mucho reclamo al rapeo "old school" que hiciera. Aunque como en tantas otras cosas, puede que en ésta también esté equivocado, porque el público sí que pareció disfrutar de lo lindo. Si al menos la camiseta de los Lakers que llevaba hubiera sido la de Gasol, lo mismo habría granjeado más simpatías patrias. Pero es que encima era la de Kobe Bryant...

Así que tocó darse una vuelta por el recinto para ver qué se cocía en otros escenarios, como por ejemplo las primeras canciones de Echo & the Bunnymen. Era difícil superar el gran concierto dado en el escenario Verde en su última comparecencia en el FIB, así que la cosa no alcanzó dimensiones espectaculares. Pero siempre brindan buenas sensaciones nuevaoleras y por supuesto no se olvidan tampoco de su tema fetiche "Killing moon".



En el escenario Fiberfib.com dejamos a Ian McCulloch y los suyos para no perdernos el inicio del cabeza de cartel de la noche. Y no era para menos, tratándose de la primera presencia en suelo español de Gorillaz. Y la espera mereció la pena, porque fue sin duda el concierto con mayúsculas de este FIB 2010.

Primero por el montaje: una pantalla de enormes dimensiones en la que se proyectaban imágenes que conforman el universo de la primera banda virtual de la historia (con permiso de Milli Vanilli), como es el caso de sus siempre sugerentes videoclips. Después por el número de personas que conforman el proyecto, cerca de una treintena, todos perfectamente orquestados por un Damon Albarn al que vimos en plena forma y gozando con cada canción.

Lo de Gorillaz sí que es además una alianza de civilizaciones bien entendida. Desde la flema británica del ex The Clash Paul Simonon, pasando por solistas orientales, raperos afroamericanos y hasta una orquesta árabe. La bandera blanca enarbolada en una de las canciones, aunque algo forzada, bien puede simbolizar este hermanamiento entre culturas sin colores ni fronteras que nos separen.

En cuanto a las canciones, si en los discos pueden atragantarse más de la cuenta en muchas ocasiones, el directo fue una delicia, copado por temas de su última entrega "Plastic Beach", entre los que destacaron "Stylo" y "On melancholy hill". Y, sobre todo, brillaron en la parte final e hicieron las delicias del respetable las más conocidas "Clint Eastwood" y "Feel good inc."



Después de Gorillaz ya nada podía superar lo visto el domingo, ni siquiera una buena dosis de electrónica noventera y proyecciones hipnóticas a cargo de Leftfield. Así que era hora de decir adiós y, esperemos que hasta pronto, al recinto de FIB. Una despedida, que este año tuvo banda sonora de anuncio para coches, cortesía del francés Yuksek.

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