viernes, junio 11, 2010

Segunda juventud


No son unos recién llegados y hace tiempo que dejaron de ser niños. Tanto, que ahora hacen canciones para sus propios retoños. Pero los efectos mutantes siguen dándoles la fuerza de la que tanto hablan sus canciones. La misma con la que consiguen regalar a sus fieles seguidores varios himnos en cada disco publicado y seguir brindando unos directos de aúpa. Como el de la sala Heineken el pasado 3 de junio.

Tras la actuación de los tenaces Igloo, que siguen esperando su oportunidad de dar el salto, le llegó el turno a los granadinos Niños Mutantes. Venían a presentar su séptimo álbum de estudio, "Las noches de insomnio", lo que se refrendó con las tres primeras canciones en caer: "Eran días", "Mi mala memoria" (la más "mutante" de todas) y "Nada es perfecto".

Pronto se acordaron de los seguidores de toda la vida para retroceder a los 90 y a su primer disco, el enorme "Mano, parque, paseo", con "Globo". Y no sería la única vez que lo harían. También sonaron "Isabelita" o, ya en el bis, "Veneno polen" y "Tormenta". Qué recuerdos.

El que fuera su tercer disco y para muchos su obra más madura, "El sol de invierno", también tuvo su momento con "Ítaca", pero fue el último vistazo al pasado más lejano, ya que el resto de la noche se centrarían en sus últimas tres entregas discográficas.

Su penúltimo trabajo, "Todo es el momento", aportó "No puedo más", el inspirado corte introductorio que era "Sapos y culebras" y el tiro de canción que es "Te favorece tanto estar callada". Y de la colección de singles recopilada en "Canciones para el primer día en la Tierra" cayeron "Nada nuevo" (previa petición de una botella de tequila por parte de Juan Alberto, que amablemente se la cedió a continuación a las primeras filas) y una acústica "Las horas perdidas", tema al que hace un guiño "Mi mala memoria" con la referencia al "movimiento de los astros".

Pero volvamos al último disco, del cual ya hemos reseñado la terna inicial que interpretaron, a la que sumaron "Quién es mejor", la electrónica bizarra de "Quiéreme como soy", "Las noches de insomnio", "Las chicas en bikini" o la más inmediata y deudora del espíritu del grupo "Errante (canción mutante)".

Aunque dos fueron los momentos más destacados protagonizados por canciones de su último CD: la aparición como invitado sorpresa de Julio de la Rosa para cantar y llevar totalmente a su terreno una escalofriante "La costilla" y toda la "troupe" mutante más algún espontáneo subidos al escenario para dejarse la gargante en "La voz".

Y para rematar el concierto, el cierre llegó con el tema ajeno que les ha reportado más popularidad (y que estrenaron por cierto en una fiesta de aniversario de este programa). Un momento curioso en sus conciertos, aunque puestos a elegir, tienen aún mejores versiones de las que echar mano.

Al Low le sale un hermano


Los incondicionales de la noche madrileña conocen ya desde hace años el Low Club. Los veteranos podemos contar la batallita de que estuvimos el día de la inauguración y que pusimos incluso nuestro granito de arena a colgar algún cartel que otro.

Después llegó el peregrinaje por distintas salas, hasta dar con la ubicación más recordada, en la Plaza de los Mostenses, o más recientemente en el pasadizo entre la calle Martín de los Heros y la Plaza de los Cubos.

Pues bien, ahora le sale un hermano menor en la noche de los sábados: el Over Club, que recupera la esencia del primer Low de programar conciertos antes del puro y duro bailoteo. Para abrir boca, actuaron nada menos que Cycle. Y este mes ya tienen confirmadas nuevas bandas.

Desde aquí, nuestras felicitaciones a Máximo y Cristina por creer desde el principio en que la música independiente tenía público en esta ciudad como para llenar una gran sala cada fin de semana. Ahora parece fácil, pero hace cinco años había que apostar por ello.

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