viernes, enero 30, 2009

Eterno adolescente


Seguimos con el mes de celebraciones del 30º Aniversario de la madrileña Sala El Sol con un concierto delicatessen. Una auténtica delicia la de poder disfrutar de Josh Rouse sobre un escenario. Recuerda un poco a Michael J. Fox como eterno adolescente, a pesar de sus 36 años. Vestido con un traje gris y una corbata escocesa para la ocasión, celebró el cumplueaños de tan emblemática sala como se merece.

A Rouse se le ha podido ver con banda en eléctrico; con banda en semiacústico; y ahora también en formato íntimo. Acompañado por Raúl Fernández, de Refree, a la guitarra o al teclado, y con sendas acústicas, el concierto que ofreció Josh Rouse brilló, además por las increíbles composiciones que lanza desde su guitarra, por la intimidad, la cercanía y la calidez del momento.

Los dos solos sobre el escenario, seducieron a una audiencia que se deshacía a cada rasgueo de guitarra, a cada nota, a cada acorde…

“Sweetie” fue la encargada de abrir un concierto de más de una hora de duración y “Quite town” empezó a provocar las primeras caras de excitación entre el público. El Sol se iba convirtiendo con el paso de los minutos en un improvisado karaoke donde todo el público coreaba las letras de cada una de las canciones.

Poco a poco iban cayendo temas del repertorio como “Winter in the Hamptons” o “My love has gone” hasta llegar al primer regalo de la noche. Josh Rouse hace tiempo que cambió los fríos inviernos de Nashville por la cálida costa levantina y obsequió al personal madrileño con la primera composición en castellano. “Valencia” era el título del tema dedicado a la capital de Turia con un estribillo fácilmente recordable y puede que causa de la predilección de Rouse por las tierras falleras. “Valencia, ciudad de la playa” coreaba toda la sala en el estribillo de un tema con tintes un tanto aflamencados.

Y tras ella, el gran hit “1972” que daba título al primer disco del artista de Nebraska. Luego cantó a la soleada California con “Sunshine (come on lady)” para sorprendernos con un nuevo tema en castellano, que no presentó y que tiraba más hacia sonidos de bossa nova.

Rouse nos confesó entonces que era muy fan de “Moonwalker” de Michael Jackson y que cuando era joven era un gran imitador de sus bailes. Raúl Fernández parece que no le va a la zaga y decidieron competir sobre el escenario ante el justo público que decidió quién bailaba mejor el moonwalking dance… Dejémoslo en empate técnico.

Se acercaba el final del concierto y para este momento se había reservado “Come back” y “It’s the nighttime”.

No había que ser muy ducho para darse cuenta que faltaban algunos temas que estarían en todas las quinielas, por lo que el bis era obligado. Solo sobre el escenario interpretó “Sad eyes” para rematar junto a Refree con “Love vibrations” y todo el público entregado.

No contentos con el final, la audiencia pedía más. Y Rouse salió pare cerrar una actuación brillante con “Slaveship”. Un concierto único para un cumpleaños irrepetible.

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