Apoteosis palatina
¿Son Coldplay la última esperanza de banda-de-calidad-llena-estadios o un grupo vendido a la industria que ha adoptado todos los clichés del rock mesiánico? Probablemente esta pregunta nadie se la formuló antes de enfilar hace unos pocos días la puerta del madrileño Palacio de Deportes (y de forma acertada, sin duda, a los conciertos uno no va a calentarse la cabeza), pero me ronda ahora tras haberlos visto en vivo en esa fecha.
Era una de esas citas con todo el papel vendido desde hacía meses, por lo que es de recibo agradecer desde estas líneas al road manager de Albert Hammond Jr. su gentileza para hacer posible que viéramos el concierto (así es, el mismísimo guitarrista de los Strokes ha pasado también a engrosar la lista de "celebrities" entrevistadas en el programa; la charla será emitida en breve, permanezcan en sintonía).
El ambiente era por tanto extraordinario en público (nunca antes había visto el Palacio tan lleno, aunque también es verdad es que mis recuerdos sólo alcanzan a las dos visitas de los Who y un encuentro internacional de Taekwondo, y creo que este último no debería contar), de carácter variopinto pero sobresaliendo peligrosamente la tribu urbana del pijo-indie, colectivo en alza que disfruta por igual saliendo por Pachá que, visto lo visto, en un concierto de tintes alternativos (¿sonarán Coldplay en los 40? Ahora lo entiendo todo).
La salida de los de Chris Martin estuvo precedida de tintes épicos a ritmo de vals, un detalle desconcertante cuando menos, aunque nunca viene mal si sirve para rememorar las conexiones fílmicas de la pieza en cuestión.
Las primeras notas comenzaron a sonar cuando aún permanecían ocultos tras un telón negro y tras su caída (o mejor dicho, subida) llegó un arranque de los que quitan el hipo: precedidos por la intro "Life in technicolor", comenzaron con "Violet Hill" (probablemente el mejor tema del nuevo disco junto al "Viva la vida" que le da título), "Clocks", "In my place" (ambas del que es a mi juicio su mejor álbum, "A rush of a blood to the head") y "Speed of sound" (primera incursión en "X&Y", su matemático anterior trabajo).
Volviendo al mundo del cine, Coldplay parecían hacer realidad aquella máxima de Hitchcock de que "toda película debe empezar por un terremoto y luego ir hacia arriba”. Lástima que no cumplieran del todo con la segunda parte, aunque en favor suyo hay que decir que eso era casi materia imposible.
Desde ese momento y hasta el final repasaron casi al completo las canciones de su nuevo álbum (de las que sólo "Viva la vida" con sus coros épicos a lo Arcade Fire y "Lost!" estaban a la altura de lo vivido en los primeros minutos), alternándolo con momentos al piano (con metidas de pata incluidas como en "Fix you"), irreconocibles versiones (una "God put a smile upon your face" para las pistas de baile), sorprendentes apariciones entre el público de un lateral para hacer un pequeño set acústico (con "The scientist" y la cara B "Death will never conquer", cantada esta última por el batería) y algún que otro interludio musical salpicado por los "oé oé oeos" del público.
Entre los grandes momentos que aún restaban me quedo con la inmensa "Politik", una de las mejores que han firmado nunca y con la que abrían la gira de "A rush of...", y con el cierre protagonizado por "Yellow", canción (y sobre todo vídeo playero de la misma) que les lanzó a la fama, por aquellos días, aún de minorías. Y precisamente amarillo es como se quedó más de uno al comprobar que el concierto terminaba ahí y que no habría más tiempo para, por ejemplo, "Trouble" o "Don't panic".
Fin de un concierto que, como los mítines, afianzó en su pensamiento acerca de Coldplay a los entregados a la causa y generó alguna duda que otra entre los más escépticos (esto, que es como no decir nada, viene a significar que la cosa estuvo llanamente correcta, aunque para muchos seguro que ha sido el concierto de su vida, al menos hasta que llegue el siguiente de El Canto del Loco, Shakira o vaya usted a saber quién).
Y dos últimos apuntes: las tendencias escénicas siguen evolucionando (o la crisis agudiza el ingenio, quién sabe) y al catálogo de pantallas movibles le sustituyen telones que van cambiando el aspecto del fondo del escenario y haces de láser (esto siempre le ha debido de flipar a Chris Martin, porque es un clásico en sus actuaciones). Y ya que hablamos de la voz de Coldplay, no estaría mal que se aplicara un poco más en el castellano (no le hace falta ir lejos, tiene profesora en casa con Gwyneth Paltrow) y no cometa así dislates a la hora de saludar con un "bona sera".
6 comentarios:
Que pena haberme perdido el concierto, tenía muchas ganas de verlos... pero con eso de que "vuelan" las entradas...
jeje
buena crónica.
un saludo! y a ver si me consigues un viplow de esos q tiene fdr...
@ Andriu: la verdad es que a mí me moló (y soy la otra parte de este negociado, no el firmante de la crónica) aunque hubo algún momento rollo. Creo que la presencia de pijos o no en un concierto no influye en la calidad de un grupo y para mí Coldplay están cada día más cerca del camino trazado por bandas como U2.
@ deincult: como su propio nombre indica, los pases VIP son "pases VIP"... hay que ganárselos!!! jejejeje
ojo, que si no he ido 100 veces al low no he ido ninguna. pero vamos, q era mediobroma. jeje.
apunto los cortos, y te invito a volver a escuchar el primer disco de garzon. "uno menos" incluida.
nos vemos, algún día!
ah mira, vente al FIZ a zgz!
cuando le daba a la gente a escuchar el primer disco y el segundo del coldplay me miraban raro.
ahora que son superventas, están en todas las radios y molan todos quieren oírlos.
dudo de si es que realmente son tan buenos como para ir atrayendo gente o si todo es porque se han convertido en grupo de moda que haga lo que haga sonará y gustará.
en esa última línea sitúo a KEANE, que pasaron por España sin pena ni gloria en su primer concierto hasta que ciertas personas soltaron la talegada para que se escuchara y hablara de ellos en todos los sitios,
volviendo a España de forma triunfal.
no siempre lo que es bueno es lo que se escucha... ni lo que se escucha de forma masiva es malo.
@ deincult: ya, hombre, ya... pillé la broma... Mi próximo festival: el CMJ de Nueva York. Hasta entonces y después, espero poder parar.
@ l.v.: Tienes razón. Un grupo puede ser muy bueno pero si no hay alguien que ponga la pasta detrás para hacer buenas campañas de marketing no llegará nunca a ser grande. Coldplay son muy buenos y los que están detrás de ellos han apostado. Así ahora llegan a mucho más público.
Pero si pones toda la pasta y no tienes talento, te quedarás por el camino aunque logres tener algún disco de éxito. A mí Keane me parecen uno de los mayores bluf que salieron en los últimos años del Reino Unido junto a The Killers. Ambas bandas me parecen un rollo y sus conciertos son aburridísimos. Solo tienes tres o cuatro temas decentes.
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