Día soñado con Radiohead
La verdad es que siempre es un gustazo ir a Barcelona. Y cuando el motivo es un concierto de Radiohead el placer se multiplica por dos. Llegamos al Parc del Fórum a primera hora para poder ver a todo el elenco de artistas que nos proponían los organizadores del Daydream.
Nuestra primera apuesta fueron los nacionales Cuchillo. Entramos al Auditori con su primera canción y fue toda una sorpresa ver cómo se desenvuelve este dúo en directo. Cuchillo lo forman Israel Armado con su guitarra y su loop station y Daniel, que asusta con su dominio de la batería.
Apenas tuvieron tiempo para tocar cuatro canciones, pero fue suficiente para que los asistentes al concierto salieran con una sonrisa de oreja a oreja. Su propuesta en directo nos pareció una suerte de Velvet Underground con una personalidad propia muy marcada. Nos quedamos con ganas de ver a estos chicos de nuevo con más tiempo aunque, eso sí, a ver si puede ser en el Auditori de nuevo, un sitio con un encanto especial para ver conciertos.
De hecho, a excepción de Radiohead, fue el único escenario que gozó de buen sonido en todo el festival, pero eso os lo cuento luego. De momento es el turno de los alemanes Faust. Sin cambiar de emplazamiento pudimos ver la propuesta absolutamente radical de los teutones. Ataviados con sus trajes de batalla, con una disposición en el escenario totalmente atípica y con todo su arsenal de vigas y todo tipo de chatarra, dieron un concierto de altura.
Es cierto que su música no es demasiado accesible y que en directo en muchos casos apenas es posible reconocer las canciones, pero Faust no son un grupo al uso y su directo, tampoco. Es toda una gozada ver cómo tensan y destensan la atmósfera a su gusto, cómo juegan con los tiempos y con el espacio para generar una incomodidad sónica la mar de interesante.
El directo de Faust en el Auditori fue toda una experiencia musical. Habíamos podido verles hace tres años en La Casa Encendida de Madrid, pero en aquella ocasión su directo fue mucho más crudo y salvaje. Esta vez vimos unos Faust más alejados de los canones del krautrock para dar rienda suelta a su terror sónico y hacernos vibrar con una propuesta escénica sobrecogedora.
Después de la lección de los alemanes nos dirigimos al escenario Fly Music para ver a los británicos Clinic. Presentaban nuevo disco, su flamante “Do it!”. Íbamos con muchas ganas de ver cómo se las gastaban en directo los de Ade Blackburn, pero desde el primer momento se hizo patente que el sonido del escenario no estaba a la altura.
A pesar de un sonido que dejaba bastante que desear, dieron un concierto frenético y muy divertido. Equipados con máscaras de cirujano intercalaron sus grandes hits con las canciones de su nuevo álbum. Un concierto muy correcto que les mantuvo a la altura de las expectativas. Es obvio que en directo es muy complicado trasladar las capas de su música, pero la forma de afrontar las canciones es muy acertada y apenas se echan de menos detalles. Suplen con sudor y entrega la falta de matices. Fue cuando cayó “Walking with thee” que nos quedó claro que lo de estos chicos es digno de ver. Todavía no hemos escuchado su nuevo disco, pero la impresión que nos dieron en directo es que merecerá la pena.
Si el sonido fue deficiente en el concierto de Clinic, lo de Liars fue bastante peor. Nos dirigimos al escenario Movistar donde iban a tocar Radiohead dos horas más tarde para ver a estos freaks de Los Angeles afincados últimamente en Berlin. Nunca les había visto en directo y pintaba todo muy bien, pero se hizo patente el flaco favor que habían hecho a los grupos encargados de abrir para los de Oxford.
Se conoce que limitaron la P.A. de manera radical para todos los grupos del escenario Movistar que no fueran los “cabeza de radio”, lo cual hizo que fuera imposible disfrutar de ningún grupo en ese escenario. De todas maneras, tampoco pareció que Liars estuvieran haciendo nada especial, así que decidimos ir a ver a los franceses M83 de nuevo al escenario Fly Music.
Ya habíamos visto a los de Anthony Gonzalez en el Primavera Sound 2005 y fue un concierto absolutamente embriagador, un concierto que mezcló el ruidismo de My Bloody Valentine con la electrónica más shoegazer, pero esta vez todo fue muy diferente.
Lo principal volvió a ser el sonido: esta vez totalmente infame e incluso dejó de funcionar la P.A. durante el concierto, lo cual forzó a los franceses a abandonar el escenario antes de tiempo, ante un público absolutamente rendido ante ellos por haber seguido tocando a pesar de que sólo se escuchaba el sonido directo del escenario. Se ve que M83 en directo son más que solventes, su batería es una auténtica máquina y el resto de la banda sustenta las canciones de manera envidiable. Pero dudo que nadie pudiera disfrutar del concierto y les garantizo que aquello que escucharon no son M83, es un escenario que suena mal.
Por suerte el próximo plato tenía lugar en el Auditori, un recinto que no ofrecía dudas en cuanto al sonido. Fuimos a ver a los grandes Low y no decepcionaron. Sin duda el momento más especial de todo el festival, si no contamos con Radiohead.
Ofrecieron un concierto sublime. El Auditori no se llenó ni de lejos, y es que la gente ya estaba cogiendo sitio para los cabezas de cartel, pero aún así pudimos disfrutar de unos Low que se adaptaron totalmente al recinto donde tocaban. Ofrecieron un set basado en su último “Drums & Guns” y en el que rescataron grandes éxitos suyos como “Sunflower” o “Canada”.
Afrontaron las canciones de una manera mucho más sutil a lo que nos tienen acostumbrados y eso es decir mucho para un grupo de la sutileza de Low. Fue realmente bonito ver a los de Alan Sparhawk de nuevo en un escenario, sobre todo después de la llorera que se echó en la sala Heineken la última vez que les vimos y de los rumores de separación. Un 10 para estos renacidos Low, un grupo que nunca defrauda y que se sabe adaptar perfectamente a cualquier escenario. El concierto del festival sin duda alguna, con permiso de Radiohead, claro.
Así pues, con tanto grupo y tanto concierto se nos hicieron las 21:30. Llegamos al escenario Movistar justo para ver cómo Thom Yorke y los suyos subían al escenario. De repente todo cobró sentido, el escenario sonaba muy bien, las guitarras cristalinas, la voz espectacular, todo en su sitio vamos. Y es que a lo que todos íbamos era al concierto de Radiohead y no defraudaron.
Era la tercera vez que les veíamos en directo y dan la sensación de ser como un buen vino o una buena guitarra, mejoran con el tiempo. Desde el segundo uno dejaron claro que lo que ellos consiguen sobre un escenario es impresionante. Empezaron sin concesiones con “15 step” y “Bodysnatchers”, exactamente igual que su último disco “In Rainbows” (del cual cayeron casi todas). Soltaron la primera bomba en los primeros compases del concierto con “Airbag” y, desde ese momento hasta el final del concierto, todo el mundo se unió a Thom Yorke para ayudarle con las voces.
Lo más impactante del concierto fue cómo hacen las nuevas canciones en directo. De la versión del álbum a su versión en directo en muchas ocasiones hay un largo camino. Claro es el caso de “Arpeggi” o de “Videotape” que nos dejó anonadados con esa programación y ese final tan extraño que se marcaron. Casi todas las nuevas canciones las hacen a tres guitarras: Thom Yorke coge la eléctrica en la mayoría de ellas y tiene más peso en la canción, lo cual permite que tanto Ed O’Brien como Jonny Greenwood estén todavía más si cabe a su libre albedrío, derivando en una auténtica bacanal de guitarras absolutamente alucinante.
A destacar, aunque no sea nada nuevo, la actuación de Greenwood a la guitarra, al rhodes, al mellotron, al Memory Moog y a una nueva incorporación a su elenco, una pedalera desde la que dispara programaciones en directo. Pero no por sus espasmos deja atrás a O’Brien, con su excelentísimo gusto a la guitarra y con un arsenal de efectos realmente devastador. La base rítmica está funcionando a las mil maravillas.
Realmente pudimos disfrutar de una banda en su pleno apogeo sobre un escenario. En el repertorio hubo para todos los gustos, en mi opinión muy completo y con momentos de total catarsis. A destacar “The national anthem” con Greenwood a los mandos de una radio, “Videotape”, “Faust arp”, que dedicaron a los alemanes Faust, “The gloaming” una canción que apenas prodigan en directo, “Optimistic” totalmente guitarrera, “Lucky” una de las sorpresas de "Ok Computer", “Everything in it’s right place”, donde los dos guitarristas se dedican a samplear en directo la voz de Thom creando un ambiente maravilloso, y “Jigsaw falling into place”, uno de los singles de su último álbum, que utilizaron para cerrar su set principal.
Para el primer bis no podía faltar “Paranoid android”, que provocó la locura generalizada, siguió la desconocida "Bangers & Mash" una canción que sorprendió por su inmediatez y su fuerza. Y ya que estaban para sorpresas a continuación cayó “The Bends” una de las pocas concesiones que hicieron a su pasado. Fue muy curioso el acercamiento que hicieron a ésta canción: la bajaron de revoluciones un poco y les quedó muy, muy curiosa, con una interpretación vocal realmente impresionante. El bis lo cerraron con la grandiosa “Idioteque”.
Ya se empezaba a oler el final del concierto, pero todavía nos dejaron dos joyas para el recuerdo: “You and whose army” y, para cerrar el concierto, otro sorpresón, “Planet Telex”, otra concesión a su disco “The Bends”, que sonó totalmente gloriosa. Un final de altura para un conciertazo en toda regla.
Puede que algunos echaran en falta ciertas canciones, pero Radiohead en directo son una auténtica experiencia conceptual, es indiferente que no toquen tu canción favorita porque cualquiera de ellas cuando las interpretan sobre un escenario se convierte automáticamente en tu favorita. Una auténtica gozada.
Martí Perarnau
(Las fotos son de Allisalive. La foto de Radiohead es de Alterna2)
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