martes, mayo 27, 2008

La delgada línea roja


"Dos caminos, uno muy grande y el otro más chico, dos caminos, no son iguales pero da lo mismo" cantaban en los 60 dentro de una de sus canciones Fórmula V, oportunamente versioneada en los 90 por los magistrales El Niño Gusano. Pues es cierto, hay dos caminos, y depende de cuál elijamos puede que, a pesar de lo que reza la canción, el resultado no sea siempre el mismo.

Por ejemplo, es muy diferente transitar por la senda de la comercialidad más "mainstream" que hacerlo por la independencia más "underground". Ambas fórmulas son perfectamente válidas pero siempre habrá quien esté dispuesto a vender su alma al diablo por un puñado de éxito en detrimento de la presumible calidad que pudiera atesorar.

Hecha esta libre reflexión, meramente introductoria, me meto en materia para contar que hay vida más allá del "indie". Porque si no, quién me iba a decir que en este blog iba a salir El Canto del Loco, con motivo de ser uno de los grupos del cartel del festival Rock in Río.

La cosa ocurrió más o menos así: el lunes los componentes de esta banda eran el reclamo de una visita al recinto festivalero, una infraestructura que se ha dado en llamar Ciudad del Rock y que está todavía a falta de más de un retoque.

Con uno de los músicos causando baja por gripe (según la versión dada por sus propios compañeros) y el entusiasmo justito que debe suponer para unas estrellas estar un lunes al mediodía en una explanada perdida de Arganda del Rey, la cosa podía salir bien o no salir de ninguna manera. Y la verdad es que el resultado fue más bien tibio.

Durante los últimos años hemos tenido la oportunidad de entrevistar a un gran número de grupos, casi todos del circuito denominado "independiente", pero también a artistas de otras esferas más populares como Alaska, Jaime Urrutia (Gabinete Galigari), Javier Andreu (La Frontera) y alguno más, y no recuerdo haberme encontrado nunca con un discurso tan poco convincente.

Dicho sea de paso que promocionar las supuestas excelencias de un recinto festivalero no debe ser lo que más le motive a uno a la hora de hacer declaraciones, pero a veces no son solo las palabras, sino también la actitud la que transmite el vacío absoluto.

Y eso es lo que me transmitieron ellos. Ojo, salvo de la quema al bajista, aparentemente el más puesto en música más allá de la comercialidad y el único capaz de hablar como una persona normal y no como una especie de "perdonavidas", del mismo modo que lo aplicado anteriormente no es un ataque a las bandas que venden masivamente sino a la imagen que algunas pueden proyectar en la cercanía.

Ya para terminar de forma más amable, aquí va un documento gráfico que demuestra la expansión del programa por tierras castellanomanchegas. Ya sabía yo que nuestras andanzas por los vecinos campos de Almagro habían dejado huella. Un abrazo para todos los de Bolaño.

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