Primavera Sound - Día 1: Noche de tapones
Una ciudad que vivía aún con la resaca de haber sido campeona de Europa de clubes recibía el jueves 28 a los primeros asistentes de la edición 2009 del festival Primavera Sound.
Un hecho que no pasó desapercibido ni para asistentes (por el gran número de camisetas del FC Barcelona que se dejaron ver, en orden decreciente con el paso de las jornadas; por cierto, que también hubo quien, el sábado, se atrevió a acudir al recinto con la elástica del Real Madrid, con un par) ni para los artistas (con numerosas felicitaciones a los campeones por parte de varias bandas; aquí la palma se la tiene que llevar Neil Young, que se colgó una bufanda del Barça nada más acabar su concierto y la estiró bien delante de todo el mundo al más puro estilo ultra).
El Primavera más futbolero que se recuerda arrancó también con otra novedad, al menos por lo que certificaban los más asiduos. Se trataba de la introducción de máquinas expendedoras para conseguir los tickets de bebidas, lo que nos obsequió con desorganización y colas eternas para conseguir algo líquido que llevarse a la boca durante las primeras horas de festival, hasta que el sistema comenzó a funcionar correctamente y se completó con la apertura de puestos atendidos por personas de carne y hueso. Para otro año habrá que prever un poco más este aspecto.
Metidos ya en lo musical, la llegada al recinto coincidió con los ecos de la actuación de La Bien Querida, a quien lo temprano de la hora no favoreció en absoluto. Habrá que juzgarla en mejores condiciones.
Quienes sí resultaron agradables para abrir boca fueron los neozelandenses The Bats, veterana formación que sonó menos folk de lo esperado y más "powerpopera". Tras comprobar brevemente el ruidismo de Spectrum y el volumen excesivamente alto del escenario principal, que sería una de las constantes de la noche, fue el momento de asistir al completo al directo de The Vaselines, uno de los mejores de la primera jornada.
Los escoceses, banda que idolatrara en su día Kurt Cobain hasta límites insospechados (puso por ejemplo a su hija Frances en honor a su solista, Frances McKee), divirtieron con temas como "Jesus wants me for a sunbeam" (versioneado en su día por Nirvana) o el tremendo hit "You think you are a man". Como curiosidad, el bajo y segunda guitarra que les acompañaron son componentes de Belle & Sebastian.
Aún con el subidón de este concierto y tras otear otros escenarios en los que no ocurría nada mencionable, llegaban unos de los más esperados de la noche: Yo La Tengo, lo mejor de este primer día y creo que casi del festival para el que suscribe.
Los de Hoboken son la banda independiente por excelencia: tres tipos normales y sin ningún aire de divos (capaces por ejemplo de posar entre medias de dos canciones para que les hagan una foto a los tres juntos), a quienes poco importa abrir su actuación con más de diez minutos de instrumental o combinar ruido salvaje con delicadas composiciones.
Aprovecharon para dejar algún adelanto de su nuevo álbum y se ganaron el hacer un bis para el cual rescataron todo un clásico como "Sugarcube" (que tiene por cierto uno de los mejores videoclips de la historia). Grupazo que se merece todo el reconocimiento.
Como en todo festival, siempre coinciden directos interesantes, así que hubo que dividir el siguiente rato en ver algo de Andrew Bird, solo en el escenario con un montón de cacharros a modo de instrumentos. Fue una pena no ver más pero es que ya habían empezado Phoenix, así que tocó ver a una de las bandas que siempre animan la velada e invitan a echar un bailoteo. Igual les faltó dejarse un poco más la piel (demasiado desganados, aunque esa sea su pose), pero no estuvo mal recordar canciones antiguas como el multicoreado "If I ever feel better" o más recientes como "Consolation prizes".
Los siguientes en comparecer eran los culpables de que a la entrada del recinto entregaran una bolsita con dos tapones. Algo que ni de lejos pensaba usar, pero que resultó siendo vital para salir indemne de la tormenta de ruido que nos esperaba. Y es que a pesar de estar ya advertidos tras su paso por el FIB'08, en este Primavera My Bloody Valentine llevaron los decibelios a límites insospechados.
Catorce minutos de ruido distorsionado en la recta final del concierto fueron los responsables de que el paisaje de felices festivaleros se tornara en algunos casos en caras de casi pavor, manos tapándose los oídos y gente pidiendo "tiempo muerto" al ténico de sonido. Creo que con dos veces habiéndoles visto tengo más que suficiente para el resto de mis días. Y menos mal que esto era al aire libre, quienes les vieron en el auditorio todavía deben de estar buscando sus tímpanos.
En fin, tras el terremoto sónico hubo tiempo para ver un rato la sesión de Aphex Twin, demasiado electrónica para las masas, y un rato de The Horrors, con un sonido monolítico cercano a los MBV pero con temas más que interesantes incluidos en su último trabajo como "Scarlet Fields".
Fue el punto final de una primera jornada que hubo quien la acabó de forma esperpéntica. Sobre todo aquellos que se dejaron caer por la dantesca actuación de Wavves. Sin comentarios.
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