Un nuevo Wild Thing
El Wild Thing Bar ha lanzado una nueva oferta para los muchos incondicionales de este templo de las noches madrileñas. Un viernes al mes sale de su habitual emplazamiento para proponer una noche en un entorno diferente y con el reclamo de una actuación en directo y una posterior sesión dj.
Y no hay que irse muy lejos de su radio de influencia, ya que el Wild Thing Club, que es como se ha bautizado la iniciativa, se desarrolla en La Buena Dicha. Los primeros en inaugurar estos directos el pasado mes de septiembre fueron Montevideo y ya en octubre este viernes vivimos la segunda de estas citas, con todo un plato fuerte: Cooper.
Alejandro Díez se presentó en formato acústico, acompañado en la otra guitarra por su compañero de banda habitual en estas lides, Mario Álvarez. Es un formato en el que se prodiga últimamente, con gran resultado. Y así fue una noche más en una sala que presentaba un aspecto inmejorable de público (en la que la única nota negativa la pusieron los continuos murmullos de los asistentes del fondo).
Apoyado en proyecciones y muy comunicativo, Alejandro repasó canciones de toda su etapa como Cooper, comentando curiosidades al respecto de todas ellas. Por ejemplo, que "Es tarde", una de las que aparece en su debut "Fonorama", fue compuesta durante la última época de Los Flechazos e incluso interpretada en directo en un programa de radio. O que la ejecución de "Hyde Park" le venía "a contrapelo" porque acababa de volver de una estancia en París, encantado una vez más con esa ciudad.
Este tema fue de los más celebrados por el público, junto a otros como "Oxidado", "Cierra los ojos", "El círculo polar", "Un nudo en la garganta" o "El sur" (estos dos últimos fueron el bis).
Tampoco faltaron versiones de aquellos grupos que más le han influenciado. Desde las más obvias como The Beatles (eligió como hace unos meses en la sala El Sol "Ticket to ride") hasta otras menos esperadas como "El sueño" de Nacha Pop, grupo al que escuchaba cuando estudiaba en Madrid. Y, claro está, no se olvidó de Paul Weller y The Jam, confesando que el videoclip del tema "Going underground" en el programa de televisión "Aplauso" fue el "detonante" para interesarse por este tipo de música.
En definitiva, enhorabuena al Wild Thing por esta nueva aventura en la que le deseamos lo mejor. La próxima cita será el 12 de noviembre con el directo nuevamente con aroma mod de Blow Up y la sesión de Allnighter. Para hacer más corta la espera, de regalo os dejamos la versión de Cooper del "Carnation", todo un temazo de la última etapa de The Jam (la que más le gusta a Alejandro).
Amor amargo
Las relaciones interpersonales tienen derroteros imprevisibles. Y si en la coctelera añadimos personalidades complicadas, la cosa se pone que arde. Que se lo digan si no al amigo "Mani" (ex Stone Roses y ahora en Primal Scream): de estar metido un día en una nueva banda de súperbajistas (junto a Andy Rourke de The Smiths por ejemplo) a lanzar un furibundo ataque sin desperdicio contra el mentor del grupo y tercer bajista involucrado en el proyecto: Peter Hook.
El mismo al que va dirigida toda la ira de "Mani" es también quien aportó su granito de arena en dejar para la posteridad una de las canciones que mejor plasman el reverso destructivo del amor: "Love will tear us apart". La misma que cientos de jóvenes (y no tan jóvenes) esperaban escuchar durante su paso por la reciente gira española y que no falló en Madrid.
Fue en un recinto poco habitual para conciertos de esta índole, en la calle Fundadores, y llamado para la ocasión "Rock Kitchen" a instancias de Intromúsica, que incluían este directo dentro de la celebración de su décimo aniversario. Un lugar que sorprendió para bien en cuanto a calidad del sonido y tamaño de la sala.
El guión de lo visto fue calcado a lo que ya vivimos este julio en Benicassim: el "Unknown pleasures" por orden y enterito y de regalo antes temas de su primario Ep "An ideal for living" y temas posteriores como "Transmission" o el mencionado "Love will tear us apart", donde el delirio se extendió, como se puede apreciar en el vídeo.
Y como también ocurrió en el FIB, Peter Hook volvió a convencer. La moralidad de sus actos ya es otra historia, aunque parece que las aguas con Mani vuelven a calmarse.
La Hora de Xavi y Pac fue un programa de radio. Ahora se ha reconvertido en blog desde el que comentar de cuando en cuando noticias, discos, conciertos, exposiciones, partidos de fútbol... que nos llamen la atención.
sábado, octubre 16, 2010
lunes, octubre 04, 2010
U2 - 360º: la gira total
Al técnico holandés Rinus Michels, que entrenó al Ajax de Amsterdam, al Barcelona y a la selección holandesa en los años 60 y 70 (convirtiendo a este país en a la famosa "naranja mecánica" comandada por Johan Cruyff y, dos décadas después, ganando la Eurocopa de 1988 con el tridente mágico formado por Rijkaard, Gullit y Van Basten), se le conoce como el inventor del "fútbol total".
O lo que es lo mismo, como cuentan las enciclopedias del balompié, "un dispositivo táctico cuyo objetivo era acosar sin tregua ni respiro al adversario para recuperar la posesión del balón y no ceder en ningún momento la iniciativa en el juego al adversario, contando con dos requisitos: un espíritu de lucha inquebrantable y una perfecta preparación física".
Pues bien, valiéndonos del símil futbolístico, el pasado jueves en Sevilla U2 desplegaron la "gira total", su montaje más espectacular hasta la fecha y algo muy difícil de superar... hasta que se les ocurra algo nuevo.
Y de paso se comprobó una vez más que el idilio que la banda irlandesa vive con el público español y que se inició un 15 de julio de 1987 con un concierto legendario para más de 100.000 almas en el estadio Santiago Bernabéu (en el transcurso del cual Bono se preguntó "por qué demonios" no habían tocado hasta entonces en nuestro país) sigue muy vigente, ahora reeditado con su primera presencia en suelo andaluz.
En aquella ocasión el cartel de lujo de la noche lo completaron The Pretenders y Simply Red. En Sevilla, el papel de calentar el ambiente ante unas gradas aún medio vacías le fue encomendado a los neoyorquinos Interpol, a quienes las obligaciones laborales del mismo jueves por Madrid nos impidieron ver.
Pero sí llegamos a tiempo de vivir los instantes previos de la salida de los cuatro músicos de Dublín. Un reloj marcaba la cuenta atrás y a eso de las diez menos cuarto los segunderos empezaron a flotar por las pantallas anunciando que la espera había terminado y que todo estaba a punto de cobrar sentido en ese escenario colosal, apodado "La Garra" y que está coronado por una pantalla circular y un eje vertical que permiten la visibilidad desde cualquier punto de la grada.
Y no fue U2 lo primero que sonó por los altavoces, sino David Bowie y su "Space Oddity", la canción que han elegido esta vez para preceder su salida, que les acompaña hasta subir a la rampa del escenario y que enlazan con otro tema menos conocido de la discografía de Bowie, "The return of the string ray guitar", esta vez con la guitarra de The Edge sonando por primera vez poderosa en la noche y con Bono metiéndose al público ya en el bolsillo al grito de "viva Sevilla".
A continuación se hizo la oscuridad en el estadio de La Cartuja y comenzaron los primeros acordes de "Beautiful Day", un himno de última época de los irlandeses. Y después, sin respiro, primer viaje al pasado con todo un clásico "New Year's Day", hasta que la primera terna de canciones se completa con el algo fallido single del último disco "Get on your boots", en el que Bono y The Edge empiezan a sacar partido de los puentes móviles que conectan el escenario central con la pasarela circular que los rodea.
"What time is it in the world?" es la pregunta que lanza al aire Bono antes de nombrar topónimos como Madrid, Cataluña o, los más coreados claro está, Andalucía y Sevilla y que es la introducción de otra de las canciones de "No line on the horizon", en este caso un "Magnificent" que es de lo mejorcito de ese último trabajo.
El nivel de lo visto hasta el momento dejaba más que satisfecho, pero es que además esta primera parte de concierto se vio complementada con los primeros acercamientos al disco "Achtung Baby!" en forma de "Misterious ways" (con bailarina virtual en las pantallas) y "Until the end of the world" (y el habitual duelo entre Bono y The Edge, esta vez encima de los puentes que les acercaron en el momento culminante de la canción). Entre medias, para subir más la temperatura, "Elevation" puso a todo el estadio a botar y a entonar el correspondiente "uuuu-huuuu".
"Sois de puta madre" soltó Bono antes de confesar el "love affair" que viven con España y de sentirse afortunado por compartir la noche con sus tres mejores amigos. Fue este también el momento de arengar a las masas recordando la victoria de España en el Mundial y de presentar a la banda aprovechando el homenaje futbolero (el Iker Casillas de U2 fue Adam Clayton, Larry Mullen transmutó en "El Niño" Fernando Torres, para The Edge preguntó al público si preferían a Xavi Hernández o Iniesta y él mismo eligió al sevillano Sergio Ramos).
Todo este discurso sirvió como introducción de "I still haven't found what I'm looking for", otro tema que no puede faltar en el repertorio de los irlandeses y que hizo que la banda dejara llevar al público la iniciativa en las primeras estrofas. A partir de este punto el concierto cayó en una fase mucho más pausada en la que aprovecharon para presentar dos nuevas canciones: la primera, "North Star", en formato sólo de voz y guitarra y que tiene buena pinta, y "Mercy", que tampoco desentonó a pesar de ser inédita para la mayoría.
Una de las anécdotas de la noche se produciría después, cuando Bono pidió el "cumpleaños feliz" para su hermano mayor Norman que había ido a verle a Sevilla para celebrarlo. A él le dedicó "In a little while", que tampoco se le olvidará a la chica a la que subió al escenario, otro numerito clásico en un concierto de los irlandeses. Y en la sucesión de emociones la escena se completó con un mensaje desde el cosmos por parte del primer capitán europeo de la Estación Espacial Internacional, el belga Frank de Winne, que dio el paso a la interpretación de "Miss Sarajevo", aquella canción incluida en el proyecto de The Passengers y en el Bono desplegó poderío vocal para llegar a la altura de lo que en su día dejó para la posteridad Luciano Pavarotti.
Del recogimiento se pasó de nuevo a la algarabía con "City of blinding lights", tema en el que la pantalla se alarga hasta alcanzar una espectacular forma cilíndrica. El "uno, dos, tres, catorce" de "Vertigo" fue la sacudida definitiva para volver a levantar a los asistentes, con imágenes rotatorias que reproducían la misma sensación de velocidad que la canción.
Un pequeño homenaje al "Relax (don't do it)" de Franky goes to Hollywood fue la antesala de una versión muy discotequera de "I'll go crazy if I don't go crazy tonight", con la banda recorriendo la pasarela circular, Larry incluido tocando unos bongos, y un efecto de confeti en las pantallas.
Apelaciones a Radio Teheran y distintas imágenes del pueblo iraní abrieron "Sunday bloody sunday", otro de los temas que no pueden obviar del repertorio. Siguiendo con la línea reivindicativa, algunos versos de "MLK" fueron el puente para llegar a una siempre emocionante "Walk on". Ambas estuvieron dedicadas a la líder de la oposición birmana Aung San Suu Kyi.
El grupo se retiró por unos momentos, que fueron aprovechados para emitir un mensaje grabado del clérigo sudafricano Desmond Tutu acerca de los desfavorecidos del mundo y de la importancia de ser "One", como la canción con la que U2 volvieron a escena para el bis que se completó con "Where the streets have no name" y el público ya estallando en "oés, oés, oés".
Pequeña interrupción nuevamente, esta vez con un vídeo con platillo volante e imágenes que recordaban a "Zooropa", dieron paso a un Bono enfundado en un traje de luces, pero no de torero, sino de luces rojas, con el que atacó primeramente la magnífica "Ultraviolet (light my way)" por medio de un micrófono también luminoso y con forma de volante. Con "With or without you" la cosa ya sonaba a despedida, con el estadio iluminado por una bola de espejos que proyectaba sus destellos desde la parte más alta del escenario.
Al terminar, la chaqueta luminosa subió hasta las alturas enganchada del micrófono circular y un "what a wonderful, wonderful, wonderful night" y "what's going on? something very special" fueron las palabras que precedieron a los agradecimientos varios que a duras penas pudo dar Bono entre los cánticos del público, antes de cerrar con un "Moment of surrender" iluminado por una "vía láctea" creada con móviles y cámaras digitales. Fue la última imagen imperecedera de la noche que culminó con los cuatro dublineses abandonando el escenario. Un momento después la chaqueta de Bono bajó de lo alto pero ya para ser recogida por un operario, mientras por altavoces era Elton John quien daba la despedida al público, que salía con una sonrisa de felicidad consciente de haber asistido a un concierto inolvidable y a una gira muy, muy difícil de igualar.
Al técnico holandés Rinus Michels, que entrenó al Ajax de Amsterdam, al Barcelona y a la selección holandesa en los años 60 y 70 (convirtiendo a este país en a la famosa "naranja mecánica" comandada por Johan Cruyff y, dos décadas después, ganando la Eurocopa de 1988 con el tridente mágico formado por Rijkaard, Gullit y Van Basten), se le conoce como el inventor del "fútbol total".
O lo que es lo mismo, como cuentan las enciclopedias del balompié, "un dispositivo táctico cuyo objetivo era acosar sin tregua ni respiro al adversario para recuperar la posesión del balón y no ceder en ningún momento la iniciativa en el juego al adversario, contando con dos requisitos: un espíritu de lucha inquebrantable y una perfecta preparación física".
Pues bien, valiéndonos del símil futbolístico, el pasado jueves en Sevilla U2 desplegaron la "gira total", su montaje más espectacular hasta la fecha y algo muy difícil de superar... hasta que se les ocurra algo nuevo.
Y de paso se comprobó una vez más que el idilio que la banda irlandesa vive con el público español y que se inició un 15 de julio de 1987 con un concierto legendario para más de 100.000 almas en el estadio Santiago Bernabéu (en el transcurso del cual Bono se preguntó "por qué demonios" no habían tocado hasta entonces en nuestro país) sigue muy vigente, ahora reeditado con su primera presencia en suelo andaluz.
En aquella ocasión el cartel de lujo de la noche lo completaron The Pretenders y Simply Red. En Sevilla, el papel de calentar el ambiente ante unas gradas aún medio vacías le fue encomendado a los neoyorquinos Interpol, a quienes las obligaciones laborales del mismo jueves por Madrid nos impidieron ver.
Pero sí llegamos a tiempo de vivir los instantes previos de la salida de los cuatro músicos de Dublín. Un reloj marcaba la cuenta atrás y a eso de las diez menos cuarto los segunderos empezaron a flotar por las pantallas anunciando que la espera había terminado y que todo estaba a punto de cobrar sentido en ese escenario colosal, apodado "La Garra" y que está coronado por una pantalla circular y un eje vertical que permiten la visibilidad desde cualquier punto de la grada.
Y no fue U2 lo primero que sonó por los altavoces, sino David Bowie y su "Space Oddity", la canción que han elegido esta vez para preceder su salida, que les acompaña hasta subir a la rampa del escenario y que enlazan con otro tema menos conocido de la discografía de Bowie, "The return of the string ray guitar", esta vez con la guitarra de The Edge sonando por primera vez poderosa en la noche y con Bono metiéndose al público ya en el bolsillo al grito de "viva Sevilla".
A continuación se hizo la oscuridad en el estadio de La Cartuja y comenzaron los primeros acordes de "Beautiful Day", un himno de última época de los irlandeses. Y después, sin respiro, primer viaje al pasado con todo un clásico "New Year's Day", hasta que la primera terna de canciones se completa con el algo fallido single del último disco "Get on your boots", en el que Bono y The Edge empiezan a sacar partido de los puentes móviles que conectan el escenario central con la pasarela circular que los rodea.
"What time is it in the world?" es la pregunta que lanza al aire Bono antes de nombrar topónimos como Madrid, Cataluña o, los más coreados claro está, Andalucía y Sevilla y que es la introducción de otra de las canciones de "No line on the horizon", en este caso un "Magnificent" que es de lo mejorcito de ese último trabajo.
El nivel de lo visto hasta el momento dejaba más que satisfecho, pero es que además esta primera parte de concierto se vio complementada con los primeros acercamientos al disco "Achtung Baby!" en forma de "Misterious ways" (con bailarina virtual en las pantallas) y "Until the end of the world" (y el habitual duelo entre Bono y The Edge, esta vez encima de los puentes que les acercaron en el momento culminante de la canción). Entre medias, para subir más la temperatura, "Elevation" puso a todo el estadio a botar y a entonar el correspondiente "uuuu-huuuu".
"Sois de puta madre" soltó Bono antes de confesar el "love affair" que viven con España y de sentirse afortunado por compartir la noche con sus tres mejores amigos. Fue este también el momento de arengar a las masas recordando la victoria de España en el Mundial y de presentar a la banda aprovechando el homenaje futbolero (el Iker Casillas de U2 fue Adam Clayton, Larry Mullen transmutó en "El Niño" Fernando Torres, para The Edge preguntó al público si preferían a Xavi Hernández o Iniesta y él mismo eligió al sevillano Sergio Ramos).
Todo este discurso sirvió como introducción de "I still haven't found what I'm looking for", otro tema que no puede faltar en el repertorio de los irlandeses y que hizo que la banda dejara llevar al público la iniciativa en las primeras estrofas. A partir de este punto el concierto cayó en una fase mucho más pausada en la que aprovecharon para presentar dos nuevas canciones: la primera, "North Star", en formato sólo de voz y guitarra y que tiene buena pinta, y "Mercy", que tampoco desentonó a pesar de ser inédita para la mayoría.
Una de las anécdotas de la noche se produciría después, cuando Bono pidió el "cumpleaños feliz" para su hermano mayor Norman que había ido a verle a Sevilla para celebrarlo. A él le dedicó "In a little while", que tampoco se le olvidará a la chica a la que subió al escenario, otro numerito clásico en un concierto de los irlandeses. Y en la sucesión de emociones la escena se completó con un mensaje desde el cosmos por parte del primer capitán europeo de la Estación Espacial Internacional, el belga Frank de Winne, que dio el paso a la interpretación de "Miss Sarajevo", aquella canción incluida en el proyecto de The Passengers y en el Bono desplegó poderío vocal para llegar a la altura de lo que en su día dejó para la posteridad Luciano Pavarotti.
Del recogimiento se pasó de nuevo a la algarabía con "City of blinding lights", tema en el que la pantalla se alarga hasta alcanzar una espectacular forma cilíndrica. El "uno, dos, tres, catorce" de "Vertigo" fue la sacudida definitiva para volver a levantar a los asistentes, con imágenes rotatorias que reproducían la misma sensación de velocidad que la canción.
Un pequeño homenaje al "Relax (don't do it)" de Franky goes to Hollywood fue la antesala de una versión muy discotequera de "I'll go crazy if I don't go crazy tonight", con la banda recorriendo la pasarela circular, Larry incluido tocando unos bongos, y un efecto de confeti en las pantallas.
Apelaciones a Radio Teheran y distintas imágenes del pueblo iraní abrieron "Sunday bloody sunday", otro de los temas que no pueden obviar del repertorio. Siguiendo con la línea reivindicativa, algunos versos de "MLK" fueron el puente para llegar a una siempre emocionante "Walk on". Ambas estuvieron dedicadas a la líder de la oposición birmana Aung San Suu Kyi.
El grupo se retiró por unos momentos, que fueron aprovechados para emitir un mensaje grabado del clérigo sudafricano Desmond Tutu acerca de los desfavorecidos del mundo y de la importancia de ser "One", como la canción con la que U2 volvieron a escena para el bis que se completó con "Where the streets have no name" y el público ya estallando en "oés, oés, oés".
Pequeña interrupción nuevamente, esta vez con un vídeo con platillo volante e imágenes que recordaban a "Zooropa", dieron paso a un Bono enfundado en un traje de luces, pero no de torero, sino de luces rojas, con el que atacó primeramente la magnífica "Ultraviolet (light my way)" por medio de un micrófono también luminoso y con forma de volante. Con "With or without you" la cosa ya sonaba a despedida, con el estadio iluminado por una bola de espejos que proyectaba sus destellos desde la parte más alta del escenario.
Al terminar, la chaqueta luminosa subió hasta las alturas enganchada del micrófono circular y un "what a wonderful, wonderful, wonderful night" y "what's going on? something very special" fueron las palabras que precedieron a los agradecimientos varios que a duras penas pudo dar Bono entre los cánticos del público, antes de cerrar con un "Moment of surrender" iluminado por una "vía láctea" creada con móviles y cámaras digitales. Fue la última imagen imperecedera de la noche que culminó con los cuatro dublineses abandonando el escenario. Un momento después la chaqueta de Bono bajó de lo alto pero ya para ser recogida por un operario, mientras por altavoces era Elton John quien daba la despedida al público, que salía con una sonrisa de felicidad consciente de haber asistido a un concierto inolvidable y a una gira muy, muy difícil de igualar.
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