El legado de Carrots
En todas las artes siempre hay casos de quienes disponen de todas las cualidades para ser números uno de lo suyo, incluso reciben parabienes de la crítica especializada y sin embargo, por diferentes razones, no terminan de traspasar fronteras para ganarse el favor del gran público.
En la escena musical independiente seguramente haya muchos ejemplos, pero sin duda el de Carrots es especialmente sangrante por tratarse de una banda injustamente ignorada. Y es que el desangelado aspecto que presentaba hace unas horas la sala El Sol en una de las etapas de su gira de reunión, cinco años después publicar su último álbum de estudio, no está ni mucho menos a la altura de su calidad.
Tras la actuación de Idealipsticks, salían a escena unos Carrots en los que sólo faltaba Robert al bajo, ahora en Suïte, para conformar la alineación de gala de la formación catalana. Y no ha hecho falta esperar mucho para comprobar que siguen facturando un pop de altura, siempre con una importante cota de psicodelia, la misma que les emparentó en los inicios con Sidonie, con desigual fortuna posterior en cuanto a la repercusión de cada uno.
En cualquier caso, los allí presentes nos hemos sentido privilegiados por volver a escuchar en vivo canciones como la pizpireta "Spending chocolate coins", una especialmente brillante "One, two, three, love", la emblemática "Sunshine", todo un rompepistas como "Cinema" o el homenaje a Kevin Ayers que es "Kevin", por poner tan solo algunos ejemplos.
Ahora que se reedita su discografía puede ser un buen momento de descubrir o volver a gozar, según el caso de cada cual, de uno de los legados más brillantes del pop nacional de la última década.
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